martes, 30 de diciembre de 2008

SILENCIO CORAZON


Silencio, guarda silencio corazón. No latas, no gimas, no grites. Calla, enmudece. Cierra las puertas, atraviesa los travesaños, echa cerrojos y colocan candados a las cadenas que las envuelven. No hables, no sientas, no pronuncies en tu latir el sonido de su nombre.

Cierra los ojos corazón, no llores. Aprieta fuerte los dientes y sigue tu caminar sin mirar atrás sin pensar en lo que fue o lo que pudo ser, Avanza en tu sendero mirando al frente, aunque la luz del sol te ciegue.

Se valiente, corazón, atraviesa los bosques espesos entre la noche sin temor a los fantasmas. Pelea, corazón, con todas las fuerzas que te queden y no te rindas nunca,

Calla, pelea, lucha, no temas el pasado ni el porvenir, muerdote los labios, corazón, hasta que sangren si es necesario, aprieta los puños y avanza, pero deja de sentir, deja de sufrir. Corazón, deja de amar.

martes, 16 de diciembre de 2008

LUNARIO I



Quedan lunas para amarte al borde del acantilado…….

Escuchando como rompen las olas contra mi corazón, envuelto en su espuma blanca, mirando el horizonte, sin timón ni timonel porque me abandonaron tus ojos y ya solo me queda el resplandor de la luna que guíe mi camino. Mirando al vacío de las rocas que me invitan a saltar, que me invitan a quedarme colgada de tus recuerdos.

Quedan lunas para beber la lluvia de estos cristales...

La lluvia de una tarde de abril donde mi esperanza desespera porque hace tiempo que no te encuentra y sabe que no te va a encontrar. La lluvia que cae por mis mejillas pegadas al cristal de la ventana desde la que contemplo el plomizo cielo que me atenaza el alma.


Y lunas de noches nacidas para añorarte...

De esas noches que te espero y tú no llegas, como esta. De esas noches en las que solo tu foto me acompaña, en las que miro al cielo y no te veo, en las que desespera mi esperanza

¿DESPEDIDA Y CIERRE?

Todo tiene un principio y un final. A veces el final llega precipitadamente, sin esperarlo, sin avisar…. Quizás no el momento mas adecuado, pero sin duda en el que tiene que llegar. No creo en casualidades, si en causalidades, en que todo pasa por algo, en que nada sucede por azar.

A veces me sorprendo a mi misma, me sorprende mi manera de sentir las cosas, o más bien de no sentirlas en el momento, pero después, cuando suceden siento un gran alivio o un terrible dolor, entonces es donde me doy cuenta de lo que realmente me importaba, aunque en el momento no supiera verlo.

La vida se me escapa a borbotones, se me escurre entre los dedos, soy consciente y no hago nada por evitarlo. En realidad no se que tengo que hacer para evitarlo. Me ilusionan pequeñas cosas, y pequeñas cosas me causan también una terrible decepción. Me entusiasmo con el nacimiento de una flor, pero si la flor se marchita, ya no quiero volver a ver más flores. Pienso muchas veces que mi tolerancia a la frustración es cero, otras creo que tengo una gran capacidad de sufrimiento y que me amoldo fácilmente a las cosas… La mayor parte del tiempo, estoy hecha un lío.

Quien me rompe, también me recompone. Lo que me da la vida, me roba el alma. Quizás no sea tan malo viajar por la vida solo con arena y fe en los bolsillos. Arena de cada lugar al que he ido, de cada sitio que he visitado, de la gente que he conocido. Fe para saber que puedo llegar donde quiera y conseguir lo que me proponga, para creer sin ver.

Me gusta este blog, me gusta mucho, y dice mucho. Quizás el visitante que entre por primera vez, o quien sea asiduo, pero no me conozca, no vera mas que palabras e imágenes sobre fondo negro, pero este blog cuenta una historia, mi historia. En este blog se han dicho muchas cosas, se han clavado muchas espinas, se han deshojado muchas rosas. Ha sido el recipiente que ha contenido muchas de mis lágrimas, y también alguna que otra sonrisa. Ha contado también la historia de otras personas, de personas que han sido y son muy importantes para mí, tsusima, Extremoduro, Sayyid …. cada cual a su modo, cada uno con su motivo.

Aunque empecé escribiendo esto porque tenia la intención de cerrar el blog, ahora me doy cuenta de que no puedo hacerlo, porque no es mi blog, es nuestro blog, y porque repasándole me doy cuenta de cómo he ido evolucionando en mi vida en muy pocos meses. De cómo empecé en esta empresa sola, de cómo mis amigos me apoyaron, y de cómo ahora comparto el blog con ellos. Me gusta este blog, me gusta mucho, y como todas las cosas que me gustan, no voy a renunciar a él.

EL REENCUENTRO



Hacia tiempo que no nos veíamos, años, bastantes años, y habíamos vuelto a coincidir de una manera casual no hacia tanto. Volvernos a encontrar después de los años supuso una agradable sorpresa para ambos. El tiempo había pasado y eso se notaba en nuestros rostros y también en nuestras almas.

- Quedemos un día – me dijo – y rememoremos el pasado. Brindemos por el. Nos lo merecemos.
- Puede ser – conteste recordando aquellos momentos que habíamos pasado juntos.

No puedo decir que esa etapa fuera la más feliz de mi vida, pero tampoco fue una de las más duras. Hubo de todo. Penas y alegrías, momentos de felicidad y de tristeza. Confianzas y traiciones. De todo.

Intercambiamos nuestros números de teléfono para seguir en contacto. Yo no estaba segura de querer volver a verle, pero tampoco lo estaba de no querer hacerlo. Deje que pasara el tiempo, sin tomar ninguna decisión al respecto. Al principio, los primeros días, miraba los números de su teléfono apuntados en un papel y no sabia que hacer. Después el tiempo volvió a pasar y yo olvide ese papel en el fondo de algún bolso y lo olvide a él como ya había hecho antes.

Transcurrieron un par de meses, tres quizás. El suave invierno dio paso a una primavera lluviosa y fría que no invitaba al disfrute propio de esa época del año. Una de esas tardes de lluvia yo estaba en casa, mirando por la ventana, con la mirada perdida y la mente volando hacia cualquier sitio que me hiciera escapar por unos momentos de mi vida. El sonido de la lluvia era tranquilizador.

La música del móvil me saco de mi estado de ensoñación. Lo descolgué sin mirar siquiera quien me llamaba.

- ¿Si? ¿Dígame? – conteste caminando de nuevo hacia la ventana.
- Hola – Una voz de hombre, profunda y dulce, me saludaba al otro lado
- Hola – Ya había identificado a mi interlocutor. Seguí mirando por la ventana
- ¿Estas ocupada?

Callé por unos instantes ¿estaba ocupada? Miraba como caía la lluvia, era una ocupación, pero él no se refería a eso

- No – dije al fin
- Pensé…. – dudo un momento – Pensé que tal vez te apetecería….. – volvió a dudar – bueno, que me gustaría que nos viéramos.
- Está bien – le dije - ¿te parece bien este fin de semana?
- Si – note su voz más relajada que antes - ¿vienes o prefieres que vaya?
- No, prefiero ir yo, así salgo de aquí –
- ¿Cuándo vienes entonces? - preguntó
- El viernes por la tarde ¿te parece bien? Podríamos quedar el sábado para comer si quieres – Mi cabeza había planificado todo eso en décimas de segundo
- ¿Para que esperar al sábado? Podemos quedar el viernes, yo salgo de trabajar a las cinco y media ¿te parece que quedemos a las seis o seis y media en algún lugar?
- Esta bien – respondí – Dime donde
- Hay un pub, es un sitio tranquilo, donde preparan unos cafés estupendos. ¿Sabes donde esta la Puerta de Zamora? –
- No – dije – pero dame la dirección y ya lo buscaré –

Anote la dirección del pub y nos despedimos quedando en encontrarnos ese mismo viernes.

Cuando salí de trabajar ese viernes pase por casa, comí, prepare una pequeña maleta con algunas cosas, no demasiadas, solo iba a estar dos días, me monte en el coche y me encamine a Salamanca. Recorrí el trayecto con tranquilidad, acompañada por la música que emergía del casete del coche, Salamanca estaba tan solo a una hora y poco de camino de mi ciudad.

Llegue y busqué la calle donde se encontraba el pub en el que habíamos quedado. No tuve mucha dificultad, me resulto más difícil encontrar aparcamiento, pero una vez conseguido, baje del coche y me encamine al lugar de encuentro.

Abrí la puerta y mire en el interior. Me quite las gafas de sol. Le vi al fondo del local, sentado en una mesa un poco apartada. Me hizo una seña y me dirigí hacia él. Se levanto y nos saludamos dándonos dos besos en las mejillas. Acerco una silla a su lado y me invito a sentarme. El camarero se acerco a nuestra mesa. Le pregunte que estaba tomando y pedí lo mismo, guiada por su recomendación, un capuccino. Nos miramos, nos sonreímos y comenzamos una charla intrascendente sobre mi viaje y el tiempo en lo que el camarero llegaba con mi café.

Notaba una sensación extraña, una mezcla de sentimientos, cada vez que le miraba. De repente, al verle, al notarle tan cerca, me había puesto nerviosa ¿por qué? Intente controlarlo, o al menos disimularlo, para evitar que él lo notase. Le miraba mientras hablaba. Miraba sus ojos, su boca, sus manos….. El camarero llegó con mi café. Me alivio tener algo en lo que centrar mi atención además de en él. Comencé a moverle con la cucharilla, lo tome entre las manos, lo acerqué a mi boca y bebí un pequeño sorbo para tantear su temperatura. Volví a dejar la taza sobre el plato a la vez que note uno de sus dedos en mi nariz. Lo mire sorprendida a tiempo de ver como se introducía el dedo en la boca y lo lamía.

- Se te había quedado un poco de crema en la nariz – me dijo taladrándome con su mirada

Note como un escalofrió recorría mi espalda. Montones de imágenes del pasado se agolparon en mi mente. Tal vez no hubiera cambiado tanto, a pesar de haber entrado en una madurez que lo hacia muy atractivo. Moví las manos encima de la mesa, distraídamente, provocando un roce fortuito con la suyas. Seguía mirándome, ahora sonreía divertido.

- Estas preciosa – dijo rompiendo el silencio – parece que no ha pasado el tiempo por ti. Estas igual que hace diez años.
- Hace diez años yo era demasiado joven e inexperta – respondí
- Hace diez años las cosas no habrían podido ser de otro modo. Pero sigo diciendo que estas preciosa – Y acerco una mano a mi cuello acariciándolo suavemente.

Le mire directamente a los ojos y vi fuego en ellos, destellos de chispas que salían de sus pupilas. Conocía esa mirada, la había visto muchas veces ya, sabía lo que venia después. Se levanto de la silla mirándome fijamente, y sin apartar sus ojos de mí se dirigió hacia los baños. Entendí perfectamente lo que quería, pero ¿Qué quería yo? Había llegado hasta allí sin querer pensar en las consecuencias de nuestro encuentro, sin querer plantearme nada, sin pensar demasiado en el pasado ni tener en cuenta el presente.

El había desaparecido por el pasillo que conducía a los servicios y yo no me había movido de la mesa. El esperaba que lo siguiera, me lo habían dicho sus ojos. Una mezcla de sensaciones se apodero de mi: nervios, miedo, deseo………. ¿Deseo? Volví a notar en mi cuerpo sensaciones que hacia mucho no sentía. Deseo, esa clase de deseo que te hace perder la cabeza en brazos de un hombre, que te vuelve loca, que te domina hasta la extenuación.

Me levante de la mesa y seguí sus pasos. No sabia exactamente donde se había metido. Probé primero con el baño de caballeros. Abrí la puerta despacio y me asome. No vi a nadie. Antes de que pudiera darme cuenta una mano me agarró por el brazo y tiro de mí hacia dentro del baño. De pronto me encontré frente a frente con él, que me agarraba con un brazo por la cintura, mientras que con la otra mano cerraba bruscamente la puerta y la aseguraba con el cerrojo. Nuestras bocas estaban muy cerca. Me besó y empezó a empujarme hasta que mi espalda topo con la pared. Se apretó fuertemente contra mi y me susurro al oído “Ya no tienes escapatoria” No la quería, no quería escapar después de haber sentido de nuevo sus besos.

Comenzó a recorrer mi cuerpo con sus manos por encima de mi ropa a la vez que me besaba, no daba tregua, parecía que todo era poco para sus manos. Yo me agarraba a su espalda y me dejaba hacer. Note sus manos en mis pechos, apretándolos, su boca bajando por mi cuello, lamiendo mi oreja. Apoye mi cabeza contra la pared, arqueando la espalda, ofreciéndole el cuello que el besaba con una desatada pasión mientras sus manos seguían recorriendo centímetro a centímetro mi cuerpo. Nos estábamos convirtiendo en dos animales sexuales, dos fieras enjauladas en el deseo. Su boca se acerco a mi oreja y me susurro, con una suavidad que contrastaba con la dureza de sus palabras “voy a follarte”. La seguridad que el delataba y sus palabras hicieron que me excitara aun mas.

Se separo un poco de mi y me abrió la blusa arrancando todos los botones del tirón, me subió el sujetador y comenzó a besarme los pechos con ansia mientras sus manos subían y bajaban por mis muslos y se detenían entre mis piernas. Apenas podía ahogar los jadeos que sus caricias me producían. Comencé a desabrocharle la camisa y los pantalones. El tiempo había sido muy generoso con su cuerpo. Si antes era atractivo ahora era tremendamente deseable. Introduje una mano dentro de su pantalón y comencé a acariciar su sexo que ya estaba duro, grande y poderoso.

- Mmmmmmmm Pensé que no lo ibas a hacer nunca – me dijo mirándome directamente a los ojos e introduciendo una de sus manos dentro de mi pantalón.

No podía hablar, no era capaz de pronunciar palabra. La cabeza me daba vueltas. Nos mirábamos directamente a los ojos mientras nuestras manos recorrían el sexo del otro y jadeábamos.

- Chúpamela – casi me ordeno

Y yo obedecí sin rechistar. Se coloco de espaldas a la pared se apoyo en ella y yo me arrodille ante él introduciéndome todo su sexo en la boca, saboreándolo, lamiendo con mi lengua todo el tronco, mordisqueando. Oía sus jadeos cada vez más fuertes y rápidos y mis labios se aceleraban sobre su sexo, apretándolo, lamiendo la punta con la lengua, succionando. Estaba a punto de llegar al orgasmo, conocía perfectamente sus jadeos y sus espasmos. El tiempo no es capaz de borrar ciertas huellas. Arremetí con más fuerza con mi boca hasta que note como un liquido viscoso y salado caía en mi lengua y a la vez que su cuerpo se contraía y se relajaba ante los espasmos del placer

Cerró los ojos respirando profundamente, agotada aun por lo que acababa de suceder. Limpie su sexo con mi boca, con mi lengua, impresionada porque su sexo no había perdido ni un ápice de su erección. Me incorpore hasta que estuve frente a él de nuevo. En ese momento el pareció volver a la realidad bruscamente. Me agarro por los hombros, me giro y me pego a la pared bajándome el pantalón. Su mano se hundió entre mis piernas, introduciendo un dedo en mi cavidad que comenzó a mover con fuerza. Yo me dejaba ir entre sus manos, respirando con fuerza, intentando contener jadeos y gemidos. Paro de pronto y se agacho a quitarme el pantalón. Saque los pies de los zapatos como pude para poder deshacerme del pantalón cuanto antes. Me tomo por debajo de los brazos, y me elevo un poco. Mis piernas se cruzaron en su cintura. Nuestros sexos quedaron juntos, rozándose. En esa posición avanzo hasta el lavabo. Allí me coloco sobre el borde, abrió mas mis piernas y empezó a masajearme el clítoris. Yo notaba su pene muy cerca de mi sexo. Sentía como mi cuerpo se hacia agua, empapando mi vagina. Se acerco a mi oreja y me dijo:

- Pídemelo. Pídeme lo que deseas –
- Follame – fue todo lo que mi boca pudo articular

Agarro su sexo, le coloco en la entrada de mi cueva y de un empujón firme y preciso me penetro de golpe. Sus embestidas eran fuertes. Yo apoyaba las manos a los lados del lavabo intentando no ser vencida por los envites de su cuerpo mientras sentía oleadas de placer que recorrían todo mi cuerpo. No podíamos ahogar nuestros gritos, nuestros gemidos.

Alguien comenzó a aporrear la puerta, pero eso no hizo sino excitarnos aún más. Sus movimientos contra mi aumentaban de fuerza y de velocidad. Yo estaba la borde de la locura. Notaba como llegaba el orgasmo, como mi vientre se contraria, los músculos se tensaban y todo mi cuerpo estallaba en un hondo suspiro. Nos corrimos juntos y nos quedamos unos minutos apoyados uno en otro descansando.

Los golpes en la puerta habían cesado. Se salio de mi y comenzamos a recomponernos la ropa. Busque los pantalones y el tanga, me lo puse, ajuste el sujetador en su sitio. Me coloque la camisa y al ir a abrocharla comprobé que todos los botones estaban arrancados. Decidí atármela a la cintura como pude, intentando cruzarla un poco, pero no dio mucho resultado. Javier se asomo a la puerta y me hizo un gesto para que saliera. Crucé las brazos sobre el pecho y salí caminando tranquila por el pasillo hasta la mesa. Al pasar junto a la barra no me atreví a mirar al camarero, volví a la mesa y sin cambiar la postura me senté y me recosté sobre los brazos. El café se había quedado frío, pero aún así le di un sorbo. Al poco tiempo llego Javier y se sentó en su silla.

- No puedo estar así – le dije señalando mi camisa.
- Es lógico, vamos a mi casa – contesto

Antes de levantarnos de la mesa me cogio de la barbilla y dándome un profundo beso me dijo:

- Siempre me encanto hacer el amor contigo –

Cuando dejo de besarme le dije:

- Tu y yo nunca hemos hecho el amor -

sábado, 13 de diciembre de 2008

HABLAR CONTIGO


Para Txuru, porque no, pero mejor si.
Y porque si te alejas, yo me pierdo


Hablando anoche contigo
me desnude de patrañas
me quite de encima kilos
de miserias, de mentiras y legañas

¿La Conversación? No importa
¿De que hablamos? ¡Qué más da!
Solo importa que no corta
las palabras el viento del azar

Que nada se dice porque si
que todo lleva una enseñanza
y que cada cual en su panza
lleva el enigma de su vivir

Que tu no eres Dios
ni yo un cadáver.
Que yo no soy Venus
ni tu un decrépito.
Que somos uno a uno
dos insconscientes,
irresponsables, rebeldes,
croupier y medio.

Que la vida nos engancha,
nos desmorona, nos arrebata.
Que si no sentimos morimos,
que si morimos, lengua de gata.

Que nos lamemos las heridas,
que exhibimos los ultrajes,
que abrimos en canal un cuerpo
de un corazón que ya late.

Que en esta peli no hay NODO,
que en este serial no hay huerfanos.
Que te quiero, que me quieres
y esta por encima de todo.

martes, 2 de diciembre de 2008

SOMETIDA A SUS DESEOS


Llegue a su casa a la hora convenida, vestida como El me había indicado, con un vestido negro por debajo de las rodillas y amplio escote en V, medias negras con liguero y zapatos de tacón negros también. "Nada de ropa interior", el pelo recogido en un moño sujeto por una aguja y ligeramente maquillada.

A mi Señor le gustaba que fuera Su puta, pero solo para El, en nuestra intimidad; en la calle, le encantaba ver una dama. Le excitaba esa dualidad en mí: Su puta, la dama para los demás, Su sumisa, la rebelde ante el mundo.

Llame a la puerta y El me abrió con su eterna sonrisa. Me gustaba mucho mi Amo, con esa madurez tan exquisita, su sentido del humor, su rigidez, el dominio que ejercía sobre mí con tanta suavidad… Entre en la casa y espere que me indicara que hacer. Nada mas cerrar la puerta me hizo girarme sobre mi misma para observar que sus órdenes habían sido cumplidas a rajatabla "Levántate el vestido" me ordeno, y colocándose detrás de mí introdujo su mano entre mis piernas. Pudo ver que no llevaba ropa interior alguna, y pudo sentir mi excitación cuando dos de sus dedos se colaron en mi interior sin ninguna dificultad. "Bien, perrita, adelante" me dijo

Camine tras El, esperando que me guiara hacia donde quisiera. Fue hacia el equipo de música y puso una música suave, se sirvió una copa y mientras se sentaba en el sillón me dijo "Enséñame lo que sabes hacer"

Sabía lo que quiera, así que empecé a moverme, a contonearme suavemente al compás de la música, mientras me acariciaba por encima de la ropa. El me miraba complacido desde el sofá, y yo solo esperaba un gesto suyo que me indicara que debía quitarme el vestido. Cuando el gesto llego, comencé a desabrocharme la cremallera del vestido, de espaldas a El, despacio dejando caer las hombreras desde mis hombros, acariciando mimosas mis brazos. Entonces me gire para que mi Señor pudiera contemplar mis pechos, con los pezones duros por la excitación.

El vestido descendió suavemente por mis caderas, llegando a mis pies, dejando al descubierto mi sexo, me gire, abrí las piernas e incline mi cuerpo hacia adelante. Sabía que a mi Señor le gustaba ver mi coño en todo en todo su esplendor y contemplar mis nalgas. Sentí Sus pasos a mi espalda note como se acercaba hacia mi y posaba sus manos en mi culo, acariciándole. Sabía como acariciar, sin duda, con sus manos suaves, tocando puntos estratégicos del cuerpo. Sin esperarlo un azote golpeo mi trasero, lo que me hizo soltar un pequeño grito y dar un respingo, a ese azote le siguió otro, y después otro, y otro mas… notaba mi carne arder e imaginaba como mi piel se volvía cada vez mas rosada.

En uno de sus azotes su mano se coló entre mis piernas y comenzó a acariciarme, ligeramente al principio, hasta que sus dedos se colaron entre mis labios buscando mi clítoris. Yo comencé a gemir de placer ante esas caricias invasoras, mientras notaba como mi humedad se hacia cada vez mas grande. El placer que me invadía era infinito, pero de pronto mi Señor paro y comenzó una nueva tanda de azotes. Sus manos suaves se convertían en látigos sin piedad cuando me golpeaba. El dolor y la excitación se mezclaban llenándome de sensaciones. De pronto sentí como mientras con una mano me daba azotes, con la otra me penetraba. Note sus dedos dentro de mi, primero uno, después dos. A la vez que me azotaba me estaba follando con los dedos sin piedad. Las lagrimas se me escapaban a la vez que los gemidos, me costaba mantenerme en pie y no dejaba de agitar las caderas me iba a correr entres sus azotes y su mano pero El volvió a parar, diciéndome: "Cuando yo lo diga, putita, cuando yo lo diga", y dejándome sumida en la desesperación y el deseo.

Me cogio suavemente del pelo, e incorporándome, me beso con dulzura las mejillas bebiéndose mis lagrimas y apretando mis pezones. Contrastaba tanto la suavidad de sus labios con la dureza de sus manos… Mi sexo palpitaba, mi trasero estaba dolorido y yo solo le deseaba a El, deseaba sus ordenes, someterme a sus deseos, ser usada a su antojo.

Me llevo hacia el sillón y me ordeno ponerme de rodillas frente a El. No hacia falta más. Desabroche sus pantalones y saque su sexo duro de su prisión, liberándolo para encarcelarlo seguidamente en mi boca. Comencé a lamer aquella fruta que tanto me gustaba, golosa, disfrutando de ella, por los gemidos de mi Señor note como El también disfrutaba. Me dejo jugar con ella, metiéndola y sacándola de mi boca, acariciando el glande con mi lengua, succionándola ligera y rápidamente, lamiendo el tronco y acariciándole los testículos. Cuando El considero que era suficiente, agarro mi cabeza, la atrajo hacia si y comenzó a mover las caderas, follandome la boca. Me resultaba difícil respirar, tuve que contener alguna arcada, pero le oía gemir y eso me producía tal placer que era capaz de soportarlo todo. Me derramaba entre mis piernas, totalmente empapada, sintiendo latir mi sexo, tentada de acariciarme. Note como El se corría en mi boca y concentre todos mis sentidos en recoger su néctar, en no desperdiciar ni una sola gota, en beberlo todo. Era su esencia y me la estaba regalando, yo la recogía emocionada y agradecida, mirándole a los ojos. Cuando acabo, limpie su sexo con mi lengua, dejándole reluciente, sin macula.

“Te has portado muy bien, me dijo, mereces un premio” y llevándome hacia el dormitorio me indico que me tumbara en la cama boca arriba, con las piernas separadas. Ato mis muñecas y mis tobillos a los hierros de la cama y empezó a acariciarme. Suaves caricias por todo el cuerpo que me hacían vibrar como un instrumento a su merced. De nuevo su mano en mi coño, arrancándome gemidos de placer, haciendo que retorciera las caderas. Me mordía los pezones a la vez que me acariciaba el clítoris y casi a punto del alcanzar el orgasmo paraba con una sonrisa maliciosa en la boca. Saco un vibrador de un cajón y comenzó a jugar con el entre mis piernas hasta que le fue introduciendo poco a poco en mi interior "no puedes correrte" yo me mordía los labios intentaba pensar en otra cosa, pero no podía, su presencia allí no me dejaba pensar mas que en El mis sentidos estaban puestos en El vi como se desnudaba y como me desataba. Saco el vibrador de dentro de mi y me ordeno colocarme a cuatro patas sobre la cama, mi Señor se coloco detrás de mi y comenzó a introducir su sexo en el mío despacio, muy despacio para sacarlo después y acariciarme con el entre los labios hasta el clítoris mis caderas le buscaban ávidas de el y El me regalaba, caricia tras caricia, oleadas de placer “no te corras”, me decía y yo ya casi era incapaz de contenerme. Estaba tan frenética notando como su capullo acariciaba mi clítoris, que sin poder remediarlo le suplique que me follara, que la metiera entera dentro de mí. Antes de introducirse dentro de mi, volvió a darme unos azotes, y tras ello, con un moviendo rápido, metió toda su polla en mi coño, yo me agarre con fuerza a las sabanas. mis caderas se agitaban sobre su sexo frenéticas hacia verdaderos esfuerzos por no correrme mientras El entraba y salía de mi a su antojo poseyéndome, sabiéndome suya y yo me entregaba cada vez mas a El, al placer que me estaba dando al regalo de sentirle dentro de mi. “Me voy a correr” fueron sus palabras “correte conmigo putita mía, correte para mi, dame lo que me pertenece, regálame tu orgasmo y yo te daré todo lo que tengo para ti, para el coñito hambriento de mi putita" esa palabras fueron como un resorte para mi. Me abandone al orgasmo, a los espasmos de mi cuerpo jadeante, notando a la vez el orgasmo de Mi Señor dentro de mí, estallando en un gran grito de placer…..

“¿Te has corrido bien, mi preciosa zorrita?”

lunes, 1 de diciembre de 2008

1 DE DICIEMBRE: DIA MUNDIAL DEL SIDA


TU ACTITUD MARCA LA DIFERENCIA

martes, 25 de noviembre de 2008

RESTOS DE UNA VIDA


Recuerdos acumulados por todas partes, apilados en cajas de zapatos, prendidos en las paredes, en los cristales de las ventanas, esparcidos por el suelo. Espejos que ya no reflejan vida, recortes de revistas antiguas. Vidas de otros que él quiso vivir.

Hace mucho que nadie le visita ya, tanto que ya ni se acuerda, pero a él no le importa. Se olvido de hablar, de sonreír, de mirar más allá de sus fotografías, única conexión con la realidad que él ha sabido convertir en sueño.

Su vieja cámara, olvidada, reposa en un rincón cualquiera. Carretes y carretes agonizan esparcidos entre el caos.

Por el rotor cristal de la ventana se cuela el aire hiriente de la calle, pero él ya no tiene frío, hace tiempo que dejo de sentir. Su cetrino rostro, con los ojos desorbitados, la maraña de escaso cabello que aún conserva y se le escurre por las sienes, su mente enferma de recuerdas, anclada en cada uno de sus fotos, en cada porción de vida que retrataba sin vivirla.

Sentado con la cabeza entre las manos divaga entre sus neblinas, antiguas como todo lo que le rodea. La tristeza y la desesperación arquean sus hombros, le hunden el cuello, le aplastan el alma.

Medio siglo de existencia reducido a papel fotográfico, disuelto en líquido revelador.

Sobre la mesa, entre sus codos, el pedazo de cristal que le falta a la ventana, sus ojos saltones fijos en él. En los escasos momentos de lucidez desea usarlo, seccionar de un corte preciso y rápido sus muñecas, girar sobre si mismo con los brazos en cruz y bañar de sangre todas las estampas que le rodean, con la cabeza mirando a un cielo que nunca le acogerá.

En un fugaz instante de lucidez se derrama gota a gota sobre su infancia, tiñendo de rojo lo que en otro tiempo pudo ser una vida
.

viernes, 21 de noviembre de 2008

ME DUELE TU RECUERDO (II)


Me duele tu recuerdo como me dolió tu presencia, porque todo a tu lado ha sido dolor. Tus palabras, tus silencios, tus idas y venidas…

Regresaste una mañana o una tarde y miles de noches… y yo te deje mi costado de mujer a tu vera, y otra noche, la última de esas miles, le repudiaste y te marchaste sin decir nada.

Me duele tu recuerdo... por querido, por esperado, por deseado. Me duele tu recuerdo por injusto, por egoísta, por cobarde.

Me duele tu recuerdo como escuecen las punzadas de las rosas al calvarse en los dedos, como duelen los cristales de los escombros bajo los pies.

Me duele tu recuerdo como queman los rescoldos del fuego recién apagado, pero que todavía humea, como las puñaladas por la espalda, como la sal en la herida.

Me duele tu recuerdo con rabia, con la rabia del silencio que me obligas a guardar porque tu cobardía no te deja dar la cara.

Me duele tu recuerdo en cada palabra que pronuncio, en cada canción que escucho, en cada mirada que no es la tuya.

Me duele tu recuerdo como un torrente de tristeza que me inunda el alma, que me ahoga en los recuerdos, que me anega las ilusiones

Me duele tu recuerdo con amor, con todo ese amor que se me escapa hacia a ti por cada poro de mi piel, por cada lagrima de mi llanto.
Me duele tanto tu recuerdo que no me da la paz de olvidarte, el consuelo de no soñarte, la resignación de no esperarte

lunes, 17 de noviembre de 2008

Una página en blanco que ensimisma más el vacio de mi alma . Un teclado preñado de lo nunca escrito. Una garganta cercenada de silencios .Vacio.....vacio y soledad infinitos y esta ansiedad golpeandome las sienes

Y AHORA ...... ¿QUE?

Me da miedo este vacío, esta sequedad que noto en mis entrañas, el no haber sido capaz de articular palabra durante dos días. Se que hay mucho dolor contenido y sin embargo no lo siento. Me da miedo que todo esto estalle en un torrente que no pueda controlar, en un río que lo arrase todo.

Pienso, pienso, pienso.......... doy vueltas una y otra vez a lo mismo y cada vez lo veo de una forma distinta, no soy capaz de ver las cosas con claridad............ y en realidad ¿que mas da? Nada va a cambiar, ya no hay alma que robar.

jueves, 13 de noviembre de 2008

ENTRE REDES


Enredada de nuevo entre los brazos de mi gran amiga: la soledad. El amor, que hijoputa, se me ha vuelto a escurrir entre los dedos. Y asi, agazapada entre la maraña, miro como se aleja el otoño, para inaugurar un invierno que se presenta lento y cruel, y no se como se abrigarme.

PUEDE SER



No se si existe el amor…. Si puedo contar contigo ….Si existe alguien que escuche cuando alzo la voz y no sentirme sóla . Puede ser que toda tu risa le gane ese pulso al dolor

Voy sabiendo quien soy …..Van jugando conmigo, se va rompiendo tu amor

Algo puede mejorar, algo que me dé ese aliento…. Darle tiempo a este momento que me dé tu sentimiento

EL LADO OSCURO DEL CORAZON: NO TE SALVES Y CORAZON CORAZA





El poema que recita Mario Benedetti en aleman es Corazon coraza, y dice asi:

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

ROSTRO DE VOS (MAS BENEDETTI)


Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto y por sabor

sin un temblor de más,
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos

Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna maldición

Mis huéspedes concurren,
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor.
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan a su hambre
miran y miran
y apagan la jornada

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van,
no queda nada

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos

Y es una soledad
tan desolada


sábado, 8 de noviembre de 2008

TACTICA Y ESTRATEGIA


Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos .

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible .

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos .

mi táctica es ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos .

mi estrategia es en cambio
más profunda y más simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo
ni sé con qué pretexto
por fin me necesites


Mario Benedetti

martes, 4 de noviembre de 2008

DESPLOME



El cielo esta negro, amenaza con caerse, y yo tengo la impresión de que se me va a caer encima. Enterrada entre los escombros de las nubes siento todo el dolor golpear con furia en mi pecho.

TU PUENTE



Mira: este es tu puente, el puente que has decidido cruzar para poder llegar allí donde te has marcado. Es largo, es angosto, las maderas crujen y en algunos momentos, al pisarlas, tendrás el temor de que se parten y caerte.

Ven, coge mi mano. Estoy esperándote al principio del puente y te voy a ayudar a cruzarlo. No tengas miedo, no voy a soltarte. Voy a llenar para ti la soledad de este camino que ahora emprendes. Te voy a acompañar hasta el final, voy a ser para ti el bastón sobre el que te apoyas, el miedo al camino, el alivio de haberlo conseguido.

Ven, cierra los ojos, no sueltes mi mano. Voy a ser el oasis en tu desierto, el agua que te refresque de la dura travesía, la estrella sobre la que poses tu vista para olvidarte de todo, tu compañía en la tormenta, tu alivio de luto. Iré delante de ti, abriendo paso cuando lo necesites, o a tu lado para que te puedas apoyar tanto como precises, o detrás de ti, en silencio, si así lo prefieres. Seré aquello que necesites, cuando lo necesites.

La travesía es larga y es dura, pero cada paso que das es una distancia menos que te separa del final. Fija los ojos allí, en el extremo del puente al que quieres llegar, no dejes que nada distraiga tu caminar. Puede ser que al final la empresa te resulte casi imposible, el cansancio acumulado hará mella en tu ánimo, notaras que te faltan fuerzas. No caigas en la tentación de apoyarte en la barandilla y esperar como si ya hubieras llegado. Mira hacia atrás, contempla todo lo que has recorrido ya, todo lo que has luchado, todo lo que has vencido, las puertas que has cerrado y los demonios a los que ya has ganado. No hay retorno, solo quedar seguir hacia delante. Apoyate en mi, agarra tu bastón con mas fuerza si lo necesitas y continua la marcha que te has propuesto.

Unos cuantos pasos más… solo unos pocos mas, y habrás cruzado el puente, habrás llegado a su final, a tu meta. Será el momento en el que puedas ya por fin, relajado, seguro, feliz, bañarte en las dulces aguas del río sin miedo a ahogarte, será el momento en que ya no necesites apoyos porque podrás caminar solo, el momento en el que te adentraras en el bosque ansioso por descubrir sus maravillas.

Apoyaras el bastón en el puente para comprobar tu recién estrenada fortaleza y comenzaras un nuevo bagaje, ya sin bastón, que quedara allí, apoyado, testigo mudo de una historia de coraje. Quedará allí, con tu imagen grabada en la retina y en la memoria, inútil ya en su función, pero sabiendo que fue importante.

PEQUEÑO FADO

lunes, 3 de noviembre de 2008

RECUERDOS



Negros recuerdos del pasado sobrevuelan su mente enferma. Se agitan sobre sus aguas tranquilas sin el consuelo del sosiego,sin la paz del olvido, sin la certidumbre de no soñar, sin la resignación de no esperar... Y se debate en su cabeza feroz batalla entre el cielo negro y el mar plateado, perdiendo el rumbo, alejandose del faro que le guia, prisionero de sus ansias, carcelero de sus deseos, verdugo de sus verdades.

ROSANA

A DIA DE HOY





A día de hoy podría decir
que la sombra que arrastro
se me escapa.
A día de hoy podría decir
que perdí los tesoros
de los mapas.
A día de hoy sólo puedo decir
que la nada fue el fin
de cada etapa...

A día de hoy sólo quiero decir
que no sé de dónde vengo
ni a dónde voy
pero quiero que sepas
que sólo sé quién soy
cuando estoy
dentro de ti.

A día de hoy podría decir
que el Azar fue el demiurgo
de mis sueños.
A día de hoy podría decir
que acabé de morirme
en cada empeño.
A día de hoy sólo puedo decir
que fue un mito intentar
vivir sin dueño...

A día de hoy podría decir
que no hallé ningún faro
en ningún puerto.
A día de hoy podría decir
que el amor fue mi voz
en el desierto.
A día de hoy sólo puedo decir
que vivir fue otra forma
de estar muerto...

domingo, 2 de noviembre de 2008

REMOLINO


Desafiando el oleaje sin timon ni timonel, por mis sueños va, ligero de equipaje, sobre un cascaron de nuez , mi corazon de viaje, luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, de.... de un no te quiero querer.

PUERTA MALDITA


Malditas cuando se abren, y mas malditas aún cuando se cierran

RETALES DE UNA VIDA

PETENERA

TORRENTE

Como un torrente de tristeza que me inunda el alma, que me ahoga en los recuerdos, que me anega las ilusiones.

REFLEXION


Dicen que el amor es ciego….. y también que las mayores locuras se cometen por amor, que las mas grandes empresas se lograron en nombre de ese sentimiento, pero tal vez llegue un momento en que el amor tenga que dejar de justificar cosas.

Sin dejar de sentirlo puedes dejar de comportarte como una estupida, de seguir justificando lo injustificable, en definitiva, de abrir los ojos a lo que te rodea y darte cuenta de cual es la realidad por muy dura que esta pueda resultarte. A nadie nos gusta ver la parte negativa de las cosas, y mucho menos ver la parte oscura de la persona a la que amas, pero resulta absolutamente necesario verlo, porque si no, un día, quizás ya junto a esa persona, te darás cuenta de golpe de esa parte y el bello cuento de hadas puede convertirse en una historia de terror.

No se el tiempo que se tarda en verlo, no se si se ve desde el principio y en un intento de autoengaño corremos cortinas sobre ello para no percibirlo, pero tarde o temprano se ve, es inevitable, y por supuesto cuanto antes mejor.

Pero a veces eso tampoco quiere decir nada. Ver esa parte oscura no nos hace variar lo que sentimos, incluso en algunos casos puede hacernos que sintamos aun con mas fuerza….. el amor es incongruente……. Pero eso tampoco justifica nada.

martes, 28 de octubre de 2008

AMIGA INSEPARABLE



Llego un dia, no la vi aparecer, no la oi, ni la senti. Entro sigilosamente, no se por donde, y se acomodo en mi sillón. Ni siquiera note su presencia cuando yo me sente en él.

De un modo sigiloso empezó a hacerlo todo conmigo, comia conmigo, dormia conmigo, soñaba conmigo.... Ibamos juntas de compras al super y me acompañaba en el coche, en los paseos por el parque... hasta cantaba las mismas canciones que yo.

Lo peor era cuando se instalaba entre tu y yo en el sofa, o cuando en un lugar lleno de gente ella se hacia notar por encima de todos. Creo que nadie me ha sido tan fiel jamas como lo ha sido ella, ni mas constante. Me llevaba las maletas cuando me iba de viaje y se hizo un confortable hueco en mi corazon.

Fue capaz de convencerme de que solo la tenia a ella, a nadie mas, y yo me resigne a su unica compañia, hasta acomodarme con ella. Habia veces en las que miraba a mi alrededor y no veia nada, excepto a ella, que siempre estaba alli, sin fallar, puntual a la cita.

Alguna vez quise huir, alejarme de ella, pero no se como siempre me encontraba, me esperaba paciente en la habitacion del hotel, tras un cuadro en un museo, aparecia por cualquier sitio, a cualquier hora, hasta que por fin descubri que, fuera donde fuera, ella siempre iria conmigo, porque estaba dentro de mi, mi soledad estaba dentro de mi.


La soledad no hace preguntas
La soledad no tiene memoria

QUIERO SER



Quiero ser, una palabra serena y clara
Quiero ser, un alma libre, de madrugada
Quiero ser una emigrante, de tu boca delirante,
De deseos que una noche convertiste en mi dolor.

Quiero creer, quiero saber,
que dormiré a la verita tuya
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez
Los ojos que tiene la luna.

Quiero cantar a la libertad,
y caminar cerca del mar,
amarradita siempre a tu cintura,
que esta locura de amarte no puede acabar
por mucho que te entren las dudasde
si eres tú el que me hace tan feliz.

Quiero ser, la que te jure amor eterno.
Quiero ser, una parada en la estación que lleva tu nombre.
Quiero ser el verbo puedo, quiero andarme sin rodeos,
confesarte que una tarde empecé a morir por ti

Quiero creer, quiero saber,
que dormiré a la verita tuya
Quiero esconderme del miedo y mirar de una vez
Los ojos que tiene la luna

Quiero cantar a la libertad,
y caminar cerca del mar,
amarradita siempre a tu cintura,
que esta locura de amarte no puede acabar
por mucho que te entren las dudas
de si eres tú el que me hace tan feliz

miércoles, 22 de octubre de 2008

domingo, 19 de octubre de 2008

HORIZONTE


El horizonte es tu cuerpo,
el horizonte es mi alma.
Llego a tu fin: mas arena.
Llegas a mi fin: mas agua.

(Juan Ramón Jiménez. Eternidades)

PLATA Y AGUA


Tendió las redes,
¡que pena!,
por sobre la mar helada.
Y pescó la luna llena, sola,
en su red plateada.

(Rafael Alberti)

AMANECER


Amanecer en tus días, dormirme en tus noches, soñarte en tus recuerdos y amarte en tus pasiones.

sábado, 18 de octubre de 2008

MIRADA


Siempre desee mirar unos ojos y perderme en ellos, volar hacia el mar infinito de una mirada

CON TU CUERPO


Dame clases de poesía con tu cuerpo, enséñame a rimar memoria con piel, teje sobre mí una invisible tela de araña de palabras mudas que expresen todo lo que sientes, todo lo que anhelas, todo lo que deseas.


Dibuja versos con tus labios sobre los míos, recítame los poemas de tus sueños con tus ojos clavados en mis ojos, y permíteme leerlos naufragando en el mar de tu mirada.


Crea una sinfonía de colores con tus manos, rima los versos de mi deseo con el tuyo, susúrrame con tus mejillas los poemas más bellos que guardas en tu interior.


Enrédame en la maraña de tu pelo con sonetos de pasión, con cuartetos asonantes, con tercetos encadenados, con odas de amor.


Dame clases de poesía con tu cuerpo, con paciencia, con ternura, con la esperanza de acabar un poema que una nuestras almas en un verso infinito.

miércoles, 8 de octubre de 2008

JAMAS


Jamás podrás sentirme mujer en tu lecho,
ni jamás podrás saborear el néctar de mis labios.
Jamás podrás abrazarte a mis pecados
Ni alcanzar aquello que quizás te corresponda por derecho.


Te asistirán mis ausencias, como me asisten las tuyas
Puntuales, sin demora, siempre atentas a la cita,
Caprichosas, dolorosas, pizpiretas y cautivas.

Me extrañaras en tus días mientras me sueñas despierto,
Me extrañaras en tus noches mientras me sueñas dormido.
Y acariciando mi alma con la punta de tus dedos
Pensaras que soy real, mientras te abrace Morfeo.

Despertaras en tu vida y yo despertare en la mía
Lejos de abrazos, caricias, jadeos y bienvenidas.
Pero no en esta vida, ni quizás en otras muertes,
Seremos un alma solo, ni un corazón que no miente
.

SUEÑO


Sentado en el sillón, con el cigarro entre los dedos, miraba como los rizos negros caían sobre su rostro sereno, como su boca entreabierta sonreía con la placidez del sueño, y recordaba como esos ojos ahora cerrados, le habían mirado minutos antes llenos de amor y de felicidad. Se acerco a ella y suavemente la acaricio el cabello, con mucho cuidado de no despertarla, y de pronto sintió, dentro de su pecho, que deseaba velar el sueño de aquella mujer el resto de los días de su vida. Noto las lagrimas resbalando por sus mejillas y volvió a su lugar de contemplación. No podía apartar la vista de aquel cuerpo que se movía ligeramente bajo la manta, acomodándose en su dulce entrega a Morfeo. Deseaba ese cuerpo, pero ante todo, deseaba su alma, y por encima de cualquier cosa, deseaba ese amor que se profesaban en secreto. Deseaba sentirla, gozarla, vivirla……. todos y cada uno de los días venideros. En ella veía el futuro que ahora se le escapaba entre los dedos, en ella veía la felicidad que tanto ansiaba encontrar, en ella veía el amor que siempre quiso sentir. Grabo en su cabeza aquel instante, aquel eterno minuto que ya quedaría plasmado para siempre en su retina y en su memoria, y deseo, con rabia infinita poder verla así por el resto de su vida.

sábado, 27 de septiembre de 2008

DEVUELVEME A LA VIDA


Como el mar cuando llega hasta la orilla, acariciando la arena, pero sin quedarse en ella. Como el puente que une las dos márgenes de un rio, sobrevolándolo, pero sin rozar el agua. Como la brisa suave de primavera deleitando en un instante fugaz la piel. Como la lluvia de agosto, que nos ilusiona con su escaso frescor.

Así eres, amor, así eres. Inconstante y caprichoso, temerario y fugaz, alegre y doloroso, capaz de arrancar una sonrisa de la más profunda tristeza, capaz de sacar una lagrima a la más grandiosa alegría.

Secuéstrame, amor, entre tus redes. Hazme vibrar, recuérdame que no estoy muerta, que aún soy capaz de sentir más allá de mi dolor, hazme palpitar entre tus caricias, haz que me abandone entre tus besos, que mi mente quede en blanco entre tus brazos, que me olvide del mundo, de ti y de mi, que sepa que estoy viva solo porque te siento.

Llévame, amor, a tus delirios. Que mi mente solo sea capaz de gritar tu nombre, que mis ojos solo vean los tuyos, que mis manos solamente acaricien tu piel, que mi boca solo busque tu boca, amor, tu boca.

Encadéname, amor, a tu pasión. Sométeme a tus deseos, enciende mi piel con un roce, aniquila mis ansias con tus caprichos, dame de beber tu agua bendita, para dejarme sedienta después, como haces siempre, anhelando mas de ti, amor.

Ámame hasta que me duela, en un minuto gozoso lleno de gloria, solo un minuto, amor, donde tan solo quepan los suspiros de nuestras almas, el gemido de nuestros espíritus.

Devuélveme a la vida, amor, a la alegría de sentir el sol cada mañana, a la dulzura de la lluvia sobre mi piel, a la sonrisa del niño, a la pandilla del parque, a la rutina diaria. Devuélveme a tu vida, amor, regresa a mis entrañas.

miércoles, 13 de agosto de 2008

NO QUIERO


No quiero más isla que tu cuerpo
Ni más olas que tus brazos
No quiero mas amanecer que tus deseos
Ni más atardeceres que tus labios

No quiero más gaviotas en mi cielo
Que tus ojos mirándome despacio
No quiero más susurros que tus besos
Ni más suite que tu costado

No quiero que te vayas ni te quedes
No quiero condenarme a tus abrazos
No quiero abrazarme a tus pecados

No quiero que te quedes ni te vayas
No quiero pecar entres tus brazos
Ni quiero tus brazos libres de pecado

miércoles, 6 de agosto de 2008

martes, 5 de agosto de 2008


"No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios".

(Del libro de Ruth)

lunes, 28 de julio de 2008

ME DUELE TU RECUERDO



Me duele tu recuerdo……….. la condena a cadena perpetua de tu ausencia, las palabras que no se pronunciaron.

Me queman los besos que nunca se dieron, el sabor del sudor que se pierde en tus sueños, la sombra de la cobardía sobre tus actos.

Me busco en el miedo de la subida, en la seguridad que gana al miedo, en el terreno gredoso que pisas y en la montaña de ilusiones. En el ansia por llegar arriba, en el pánico por caer abajo.

Pero ya no hay miedo, solo tristeza. El peso de una pena que tizna cuando estalla el precipicio por el que me caigo sola. Y no quiero mirar arriba porque temo ver tu cara de mofa, tu mirada distante desde el borde, tus manos ajadas de mentiras, porque temo ver que todo haya sido una broma macabra, un juego de sentimientos cruel e implacable.

Me duele tu recuerdo…………. y en esta despedida me duele mas que nunca. Me duele el alma, por robada. Me duelen los ojos, por vendidos. Me duele el corazón, por engañado. Y me duele tu recuerdo, por querido.

Ya freno mis ansias por saber, ya lo doy todo por vencido. Recojo abatida las armas del duelo y cerrando los ojos me retiro a la montaña en la que reposas tu vista, a la montaña donde soñé mi futuro y que en este presente, será testigo de mi rendición. A orillas de un rió me sentare y llorare, con la esperanza de que el agua te arranque definitivamente de mi.

Cierro a cal y canto la caja de los vientos, que nunca debió abrirse, y con las manos vacías, regreso a mi presente, buscando egoístamente que me proteja de la traición a mi pasado.

Me duele tu recuerdo.

martes, 10 de junio de 2008

UNA MESA DE BILLAR FRANCES

El tipo aquél llevaba viniendo por el bar poco más de dos semanas. Todas las noches, a la misma hora, llegaba, se sentaba en un taburete al final de la barra, pedía una cerveza y un tequila, que tomaba de un solo trago, apoyaba los codos sobre el mostrador y con la mirada perdida saboreaba lentamente la Coronita que yo me había encargado de servirle. Pantalón vaquero viejo, botas negras, cazadora de cuero marrón, pelo despeinado y barba de tres días.

Como si todo formara parte de un ritual, tras beberse la cerveza, esperaba paciente a que llegara casi la hora de cerrar. Para ese momento los clientes ya se habían marchado y la mesa del billar que estaba al fondo del local se quedaba vacía. Aproximadamente media hora antes del cierre, él se acercaba a la mesa, echaba una moneda y comenzaba una solitaria partida de billar francés, que duraba hasta apenas unos minutos antes de cerrar. En ese momento, el dejaba el taco del billar colocado, se alejaba de la mesa, pasaba frente a la barra y se dirigía hacia la puerta, mientras yo, con todo el local recogido ya, me colocaba mi cazadora y cogía las llaves para salir detrás de el y echar el cierre.

Los primeros días sentí algo de miedo al quedarme sola con él en el bar, a esas horas. Después me acostumbre a su presencia, tanto que a veces se me hubiera olvidado que estaba allí, de no ser por el ruido que las bolas del billar hacían al chocar entre si. Yo recogía todas las noches con total naturalidad. Jamás me sentí observada. Iba de un lado para otro colocando mesas y sillas, recogiendo vasos y a veces hasta me sorprendía canturreando.

Nunca, ninguna noche, me fije por donde se iba él. Yo salía detrás y me quedaba cerrando con llave la puerta del bar. Cuando acababa, me abrochaba la cazadora, guardaba las llaves en el bolso y me encaminaba a pie hasta mi casa, a pocos metros del sitio donde trabajaba. Algunas noches la luna me acompañaba en mi paseo, otras camina sola con mis pensamientos. Nunca antes gire la cabeza para ver como él se metía, agazapado entre la oscuridad, en el portal de enfrente y me miraba mientras yo avanzaba, sola, por la calle iluminada de farolas. Nunca, hasta la noche que oí unos pasos a mi espalda y note una mano agarrándome por la cintura.

Aquel contacto hizo que me sobresaltara. A esas horas y en la oscuridad de la noche mi instinto me hacia presagiar que nada bueno podía ocurrir. Gire la cabeza y le vi, el jugador de billar estaba detrás de mi, rozándome levemente la espalda. Le mire sorprendida…. “Disculpa” me dijo “Creo que me he olvidado las llaves de mi casa en el bar. ¿Podrías abrirle para recogerlas? Si no, esta noche tendré que pasarla en la calle y aunque no tengo mucho sueño……… no me apetece dormir a la intemperie”.

Sin mediar palabra y con cierto fastidio, gire sobre mis pasos, seguida de nuevo por el jugador, para abrir el bar y que cogiera sus llaves. Entramos una tras otro, encendí las luces. Él se dirigió hacia la mesa de billar y buscó las llaves. Con ellas de la mano, se encamino hacia la puerta y al llegar a mi altura se acerco y dándome las gracias, me dio dos besos, el primero en la mejilla y el segundo, tomándome por la cintura y apretándome contra el, me lo dio en la comisura de los labios.

Un golpe de viento termino de abrir la puerta que había quedado entreabierta. El jugador se dirigió hacia ella y agarrándola por el pomo, la cerro tras de si, dejándome sola en el bar, con la mirada perdida.

Al día siguiente todo transcurrió como de costumbre. A la misma hora de siempre él llego, se sentó en su rincón y comenzó el ritual de todas las noches. De vez en cuando yo le miraba de reojo, como intentando vislumbrar algo nuevo, distinto, en él, pero no fue así. Mantenía el mismo gesto, la misma mirada y la misma actitud de todas las noches.

Como todas las noches espero a que el local se quedara vacío para jugar su partida de billar. Como todas las noches yo comencé a recoger el bar. Como todas las noches, unos minutos antes de cerrar él se dirigió a la puerta, pero esta vez no para abandonar el local. Paso frente a mí, me quito las llaves que tenia en la mano y cerro el local por dentro, quedándonos ambos encerrados en él, y guardo las llaves en un bolsillo de su pantalón. Volvió sobre sus pasos hacia la mesa y mientras echaba otra moneda, me pregunto “¿Juegas al billar?”. “Si” conteste, y ofreciéndome un taco, me invito a acercarme. Me acerque quitándome la cazadora que ya llevaba puesta y dejándola sobre una mesa, tome el taco y espere que él colocara las bolas. “Adelante, me dijo, tu primero” Entice el taco y con un golpe seco y suave, logre mi primera carambola. Me aparte de la mesa, para darle paso a él, que me observaba desde una esquina de la misma. Sin cambiar de posición y sin dejar de mirarme, golpeo la bola que choco sin éxito contra un lateral, cosa que a él no debió importarle mucho. De nuevo mi turno. Observe las bolas y me coloque de nuevo para volver a golpear. Concentrada como estaba en la jugada no oí como se acercaba a mi y se situaba detrás . Al levantarme, mi espalda choco contra su pecho, a la vez que una mano me sujetaba la cintura desde atrás y los labios del jugador se posaban en mi cuello. Apoye el taco en el suelo, a modo de bastón, mientras él dejaba caer el suyo al suelo. Su cuerpo se inclino hacia delante haciéndome que adoptara de nuevo la posición de jugar. Me tomo la mano que sujetaba el taco y con ella entre las suyas, se coloco para hacer chocar las bolas, aprisionando mi cuerpo entre el suyo y la mesa de billar, y sin separar sus labios de mi cuello. No se como consiguió hacer carambola, quizás solo fue casualidad.

Hizo que soltara el taco sobre la mesa y extendió mis brazos sobre ella, sujetándolos con sus manos. Mi cara, girada, reposaba sobre el tapete, mientras su boca recorría mi mejilla y mi oreja y notaba su respiración en mi espalda. Respire hondo y cerré los ojos, abandonándome a sus besos y a las caricias que empezaba a regalarme sobre los brazos y que iban bajando poco a por mis costados, acariciando levemente mis pechos, hasta terminar en mi cintura. Allí se colaron con hábil maestría entre la mesa y yo y comenzó a desabrocharme el vaquero. Yo permanecía quieta, sin atrever a moverme, esperando……… Note como termino de desabrocharme el pantalón y como comenzaba a despojarme de el, a la que vez que me quitaba también el tanga. Cuando ambas prendas estaban en mis tobillos, me tomo por debajo de los brazos y me incorporo, se pego a mí, haciéndome notar contra la piel desnuda de mis nalgas el áspero tejido de su pantalón. Con un par de movimientos rápidos, saque los pies de los zapatos y me termine de liberar de los vaqueros: “Muy bien” me susurro al oído para después dejar deslizar su boca sobre mi cuello, mientras me desabrochaba la camisa. En pocos minutos estaba completamente desnuda ante el, que por el contrario no se había quitado una sola prenda. Me acariciaba los pechos pellizcando mis pezones, que yo sentía cada vez más duros por la excitación. Algunos jadeos comenzaron a escapar incontroladamente por mi boca, mientras sus labios se apretaban mas sobre mi cuello y yo reposaba la cabeza en su hombro. Sin soltar mis pechos, me empujo nuevamente la espalda con su cuerpo hasta quedar otra vez con el torso sobre la mesa de billar. Con sus pies entre los míos, empujándolos levemente, me separo las piernas e introdujo una mano entre ellas. Acaricio mi sexo lentamente con la palma de su mano. Yo me sonroje al saber que estaba notando mi humedad, mi gran excitación… Acto seguido sentí entre los labios de mi sexo algo duro, frió, redondo, que se frotaba contra ellos, dentro de ellos. Gire un poco la cabeza y vi como el jugador sostenía en taco de billar que estaba frotando contra mi. Deslizaba el taco sobre mi coño húmedo cada vez con mayor rapidez, desde el clítoris hasta la entrada de mi vagina, arrancándome gemidos de placer, hasta que note como introducía el taco en mi, con una ligera presión que me hizo dar un respingo. “Tranquila………… quieta” susurro, e introdujo un poco mas el taco en mi interior. Empezó a follarme con el taco casi con brusquedad, pero yo cada vez estaba mas excitada y agitaba mis caderas sobre la mesa de billar, buscando el taco, buscando la sensación de sentirme llena. Mi culo debía de estar dándole un esplendido espectáculo. Mi respiración era cada vez mas acelerada pues el momento del orgasmo se acercaba. El lo noto y durante unos segundos acelero el ritmo. Estaba a punto de correrme cuando en una de las embestidas del taco, este se salio de mi. En un gesto instintivo lleve una de mis manos hasta mi entrepierna, pero el jugador me sujeto la muñeca, y me susurro al oído “Aún no…. “ Me puso de pie y me dio la vuelta, quedándome de frente a él. Empezó a besarme los pechos, mordisqueando mis pezones. El calor que sentía entre mis piernas se acentuaba con las caricias de su lengua y sus mordiscos. Le desabroche la camisa y se la quite, quedando ante mi un torso fuerte y musculoso, apenas surcado por algo de vello, que yo recorría con las manos de arriba abajo. El me apretó contra si y me beso con pasión mientras mi cuerpo se dejaba caer de nuevo sobre la mesa de billar, esta vez de espaldas. Me acomode en el centro de la mesa y le espere…… espere que el llegara hasta mi, que me regalara nuevos besos y caricias. Su mano sabia empezó a acariciarme entre las piernas, rozando a penas con la yema de los dedos mi clítoris. Nuevas oleadas de placer surcaban mi cuerpo, y un deseo irracional comenzaba a apoderarse de mi. Jadeaba, gemía, gritaba…… iba a estallar de un momento a otro entre sus manos. Cerré los ojos, apreté los labios y tuve un orgasmo que me dejo tiritando sobre la mesa de billar. Apenas me había recuperado el saco su sexo del pantalón y empezó a acariciarse sin dejar de mirarme. Me incorpore, me coloque de rodillas frente a el y devore aquella polla dura y caliente. Mi boca se lleno de ella, mi saliva la empapaba por completo y mi lengua la envolvía, lamiéndola golosa. Le oír rugir de placer sobre mi cabeza, mientras con sus manos dirigía mis movimientos, ya no era yo la que engullía, ahora era el que follaba mi boca. Notaba las embestidas de su polla casi en la garganta e intentaba reprimir las arcadas, pero a duras penas podía conseguirlo, sin embargo mis labios se aferraban a su verga sin soltarla. Su respiración se aceleraba a la vez que el movimiento de su pelvis frente a mi cara, hasta que note en mi boca el sabor salado de su semen y los espasmos de su orgasmo. Soltó mi cabeza y dando un paso atrás libero su sexo de mi boca. “Apuesto a que sigues húmeda” me dijo, y poniéndome de pie introdujo un dedo en interior. Sentí como me ponía roja al comprobar como el notaba mi gran excitación. Empezó a mover el dedo lentamente, para introducir después otro…. El contacto con su carne me abrasaba por dentro. Me coloco nuevamente de espaldas a el y me apoyo sobre la mesa de billar. “Ahora si” me susurro al oído, mientras introducía su polla en mi y empezaba a follarme cada vez con mas rapidez, con mas urgencia, agarrándose a mis caderas hasta que me hizo estallar de nuevo en un orgasmo al que le sucedió otro y otro mas. Mi tercer orgasmo coincidió con el suyo. Note como se vaciaba dentro de mi otra vez.

Estaba exhausta…. Medio tumbada sobre la mesa de billar con él a mi espalda, oia sus movimientos pero era incapaz de levantarme a mirar, hasta que le vi pasar por delante de mi, vestido, camino de la puerta. Se giro para dejar las llaves sobre la barra del bar, pero ni siquiera me miro.

La noche siguiente el tipo aquél no llegó a la hora de siempre, no se sentó en un taburete al final de la barra, no pidió una cerveza y un tequila, y no la saboreo con la mirada perdida. La noche siguiente, el tipo aquel: pantalón vaquero viejo, botas negras, cazadora de cuero marrón, pelo despeinado y barba de tres días entro justo a la hora de cerrar, camino derecho hacia el billar, cogió un taco, y plantado frente a él, me dijo: “¿juegas al billar?”

EL ALMA EN OFERTA


El alma en oferta nunca fue vendida. Nadie se asomo jamás a su escaparatito redondo, con su pasión que se desgranaba en rojo y negro, no estimulaba mercedes, no contemplaba el planetario desde su ventana.

El alma en oferta permanecía inmóvil, pegada junto al cristal por el que veía pasar la vida… la vida de los otros, la vida que se la escapaba entre los dedos.

El alma en oferta sentía: reía, lloraba, cantaba, gritaba, esperaba… pero nadie oía su risa, ni su llanto, ni su canción, ni sus gritos……… nadie la esperaba ni la desesperaba.

El alma en oferta lloraba, con sus ojitos de amor que ya no amaban, miraba y miraba y apagaba su jornada.

El alma en oferta crecía a veces, y se veía capaz de romper el cristal y escapar, de ser ella por unos instantes, y se imaginaba en otros lugares, en otras pieles, con otros nombres…..

El alma en oferta se hacia a veces chiquitita, y se quedaba en su rincón protegida por el escaparte, lejos de heridas y decepciones, sintiendo que no sentía.

El alma en oferta soñaba con el día en que un dedo la acariciara, unas manos la tomaran y un aliento la arrancara un suspiro….. pero el alma en oferta………. nunca fue vendida.

miércoles, 21 de mayo de 2008

EL REGRESO


Por Sayyid...........



Después de pasar un par de horas tomando unas copas y exhibiendo a mi esclava por algunos locales de la ciudad, decidí que ya era el momento de volver a casa. La noche estaba resultando muy satisfactoria, y me apetecía acabarla disfrutando una vez mas de mi sumisa.

Por ello volvimos a mi casa, dejando que el frescor de la noche eliminara los vapores del alcohol y despejara mi ya de por si, caliente imaginación.

Una vez en casa, hice pasar a mi sierva al salón, y le pedí que me sirviera una copa, mientras yo me sentaba en el sofá. Lo cierto es que, pese a lo avanzado de la hora, estaba esplendida enfundada en aquel ceñido vestido.
Mi esclava me trajo la copa y se tumbo a mis pies mientras yo disfrutaba del licor y de su presencia. Estaba preciosa, como una dulce y sumisa perrita enroscada a mis pies. Creo que era feliz así.

Le pedí que se levantara y que se quitara la ropa. Ella así lo hizo, desnudándose lentamente, permitiéndome saborear el placer de ver su blanca carne a la luz de una tenue lámpara que lucia en el rincón del salón.
Se quitó su vestido, quedándose solo con sus zapatos de tacón, sus medias de seda negra, su liguero y su collar de esclava. El pelo suelto sobre sus hombros, y una mirada lasciva en sus ojos.

- Ven, acompáñame arriba, le ordené.

Ella comenzó a andar detrás de mi, pero al verlo me di la vuelta y le dije:

- Así no, ¿eres mi perra, no? . Pues demuéstramelo… quiero que me sigas a cuatro patas por el pasillo, y que subas así la escalera.

Ella no pareció sorprenderse de mis deseos, así que se agachó, se puso a cuatro patas, como la bella perra que era, y me siguió hasta la escalera, donde yo me paré.

- Sube tu primero.
- Si, Mi Señor.

Mientras ella subía la escalera a cuatro patas, contoneando su apetitoso culo, moviéndolo insinuantemente, pues ya sabia que era eso lo que yo quería ver, mi excitación crecía por momentos.
Poder ver ese coño depilado, y ese culo tan delicioso, que yo sabia serían míos en unos momentos, no hizo sino acrecentar mis deseos de poseerlos inmediatamente. Pero venciendo mi natural ansiedad, decidí esperar y disfrutar del impresionante espectáculo que mi esclava me estaba brindando.
Subí detrás de ella hasta la habitación, y comprobé que me estaba esperando allí, aun en su posición perruna, mostrándome su sexo y su culo, dándome a entender que eran míos y que yo podría hacer con ellos todo aquello que deseara.

Lentamente, me acerque al armario y saque de el un negro pañuelo de seda, y mi fusta de cuero.
Me acerque a mi esclava y dejé la fusta encima de la cama para que ella la viera. Pude notar como sus pupilas se dilataban, no se si de placer, o de miedo, pero me gustó que así fuera.
Con el pañuelo le vendé los ojos, y después, cogiéndola del pelo, tiré de ella suavemente, moviéndola por la habitación, para que perdiera la noción de donde se encontraba.

Después de ese breve paseo, la coloqué, apoyada en una silla, dejando a mi vista su culo, su espalda y su cuello…
Regresé hasta la cama y tomé la fusta en mis manos, acercándome a mi sierva.
Después de besarla en el cuello y susurrarle lo que iba a pasar… comencé a acariciar su piel con la fusta, suavemente… alargando las caricias, recorriendo sus glúteos, separando sus muslos para dejar su sexo al aire, acariciando el interior de sus piernas…
Cuando ella ya estaba lo suficientemente relajada… llegó el primer fustazo. No fue muy fuerte, pero como no se lo esperaba, soltó un pequeño grito, mas bien de asombro que de dolor, aunque rápidamente me pidió perdón.

- Lo siento, Mi Señor, no pude evitarlo.
- No grites, o tendré que amordazarte, no quiero que escandalices a mis vecinos

Dicho esto, comencé a acariciarla de nuevo con la fusta, hasta que la golpee de nuevo, esta vez con mas fuerza, dejando su piel marcada de un ligero color carmesí, sintiendo como el escozor recorría su cuerpo.
A este segundo fustazo le siguieron unos 15 mas, repartidos por sus nalgas, el interior de sus muslos, su espalda….
Era delicioso ver como su piel adquiría color y calor a medida que mi fusta hacía su trabajo, como aquella piel, antes blanca e inmaculada, quedaba marcada por mi.
Me alargué en mi castigo un rato más, hasta que su piel ya estaba caliente, dolorida, preparada…

Ante aquel hermoso espectáculo de piel enrojecida, no pude por menos que liberar mi duro sexo, y separando un poco sus piernas para favorecer mi deseo, la penetré, sintiendo como el calor y la humedad de su coño recibían a mi polla, mojándola, besándola, acariciándola en cada embestida.
Comencé a penetrarla, primero lentamente, poco a poco, dejando que notara la hinchazón de mi sexo, dejando que sus flujos me lubrificaran, sintiendo como el placer acudía una vez más a mi. Poco a poco seguí entrando y saliendo de su cueva , mientras mis dedos juguetones, acariciaban, lubrificaban y abrían su estrecho ano, cerrado sobre todo por el aun lacerante dolor de mis fustazos.
Era todo un placer poseer así a mi esclava, montándola como a una yegua en celo, sujetado la crin de sus cabellos, empujándola, sometiéndola, poseyéndola.
Ella respondía a mi embestidas con gemidos de placer, con movimientos ritmitos de sus caderas, con la humedad de su boca, cuando mis dedos entraban en ella.

- Te gusta he, perra?. Le decía yo
- Si Amo, me gusta, me gusta mucho, no pares, te lo suplico.
- No lo haré, claro que no,,, voy a seguir follandote hasta que no pueda más.

Poco a poco mi ritmo se fue incrementado, aumentando la velocidad y la fuerza de las embestidas. El placer acudía a mi en oledas continuas, por lo que tenia que subir y bajar el ritmo para no correrme aun.

- Amo, no pudo más ya, por favor, me permite Usted correrme?. Por favor Amo
- No, no, aun no te lo permito. No quieras acabar tan pronto

Mis dedos se empapaban de saliva en su boca y luego se los introducía en su cada vez mas abierto ano. Sus espasmos me enloquecían, y cada vez me costaba más resistir la tentación de dejarme llevar y correrme allí mismo… pero aun tenia otros planes.
Cuando ya había dilatado lo suficiente su elástico esfínter, decidí que era el momento de culminar aquella orgía de placer.
Sacando mi polla completamente mojada de su coño, la coloque sobre su ano, empujando suavemente, pero con firmeza, hasta que, no sin cierta molestia, por parte de mi esclava, mi carne dura y caliente, desapareció dentro de su culo. Al mismo tiempo, mi mano, ya liberada de la necesidad de excitar su negro agujero, bajó hasta su hinchado y palpitante coño, comenzando a acariciar su clítoris, cada vez mas fuerte, cada vez mas rápido….

- Ayyyy Amo, me duele, me duele, pero no pares, no, por favor, no pares ahora.
- No, claro que no voy a parar… ¿te gusta?. Disfruta, disfruta de tu placer,,, disfruta de tu dolor… y córrete para mí.

Como si mi comentario fuera lo único que ella estaba esperando, comenzó a incrementar su ritmo, dejando que mis dedos acariciaran su coño, su clítoris,,, mientras sus movimientos cada vez mas fuertes, mas rápidos, no dejaban de aumentar la frecuencia de mis embestidas en el interior de su culo, con lo que, al sentir que ella se corría de gusto entre mis dedos, me dejé llevar, y calidos chorros de semen caliente y espeso, inundaron su intestino, vaciándome completamente, una, dos, tres, cinco veces… hasta quedar exhausto, vacío.. y satisfecho…

Después de dejarme caer la suelo, mi sierva, quitándose la venda de sus ojos, se arrimó a mi, y dulcemente, comenzó a recorrer mi verga con su lengua, limpiándola y regalándome mis últimos espasmos de placer…

- Ven, le dije

Y acariciando su suave pelo, la bese tiernamente en los ojos y pasionalmente en su dulce y húmeda boca.

Después, ayudándola a levantarse, la acerqué a mi cama, y colocando su colchón a los pies de la misma, la tumbé, la descalcé, la desnudé, y cambiando su collar de esclava por otro con una argolla de acero, la até, con una fina cadena que a tal efecto allí tenia, a la pared, acostándome yo en mi cama, disfrutando del placer de tener allí mismo, a mi sumisa perra, a mis pies…

- Que tengas hermosos sueños, la dije

Y me dormí con la satisfacción de sentirme Señor de mi sierva.