viernes, 10 de diciembre de 2010

VIVIR DESPEINADA

(Texto de Mafalda)
Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine, por eso he decidido disfrutar la vida con mayor intensidad… El mundo está loco.. Definitivamente loco… Lo rico, engorda. Lo lindo sale caro. El sol que ilumina tu rostro arruga. Y lo realmente bueno de esta vida, despeina…
- Hacer el amor, despeina.
- Reírte a carcajadas, despeina.
- Viajar, volar, correr, meterte en el mar, despeina.
- Quitarte la ropa, despeina.
- Besar a la persona que amas, despeina.
- Jugar, despeina.
- Cantar hasta que te quedes sin aire, despeina.
- Bailar hasta que dudes si fue buena idea ponerte tacones altos esa noche, te deja el pelo irreconocible…
Así que como siempre cada vez que nos veamos yo voy a estar con el cabello despeinado…
Sin embargo, no tengas duda de que estaré pasando por el momento más feliz de mi vida. Es ley de vida: siempre va a estar más despeinada la mujer que elija ir en el primer carrito de la montaña rusa, que la que elija no subirse.
Puede ser que me sienta tentada a ser una mujer impecable, peinada y planchadita por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, come sano, camina derechita, ponte seria…
Y quizá debería seguir las instrucciones pero ¿cuando me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no se dan cuenta que para lucir linda, me debo de sentir linda… ¡La persona más linda que puedo ser!
Lo único que realmente importa es que al mirarme al espejo, vea a la mujer que debo ser.
Por eso mi recomendación a todas las mujeres:Entrégate, Come rico, Besa, Abraza, Haz el amor, Baila, Enamórate, Relájate, Viaja, Salta, Acuéstate tarde, Levántate temprano, Corre, Vuela, Canta, Ponte linda, Ponte cómoda, Admira el paisaje, Disfruta,y sobre todo, deja que la vida te despeine!!!!Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, te tengas que volver a peinar.
SUERTE Y QUE DISFRUTES...

lunes, 6 de diciembre de 2010

SI NO PUEDES......

Si no puedes deslumbrar con brillantez, desconcierta con gilipolleces.

(Me ha encantado la frase y no he podido resistirme a ponerla en el blog)

viernes, 8 de octubre de 2010

TANTO TIEMPO

Desde junio hasta hoy han pasado cuatro meses en los que me vida, tanto a nivel personal como a nivel laboral, ha dado un giro bastante importante y eso es lo que ha motivado el abandono del blog: la falta de tiempo.
Quiero agradecer a todos los que seguis entrando que volvais fielmente a este pequeño rincon de mi vida y tambien pediros disculpas por haberos tenido tan abandonados. Me gustaria poder comprometerme a escribir con mas asiduidad y saber que el compromiso es viable, pero lo cierto es que en este momento no lo tengo tan claro, asi que creo que es mejor no hacer promesas que no se van a poder despues cumplir. De todos modos si me puedo comprometer a subir alguna que otra cosilla de vez en cuando, pero sin un ritmo marcado y concreto.
He pensado incluso cerrar el blog, pero la verdad es que me da mucha pena. Este blog contiene una parte importante de mi, un tiempo de mi vida que aunque en algunos casos fue doloroso, no deja de formar parte de mi, de mi historia, de mi pasado y de mi presente, porque al fin y al cabo hoy somos el producto de todo lo que vivimos ayer. En él hay relatos que esconden detras a personas que de un modo u otro han sido claves en mi vida y pienso que eso se merece un respeto infinito. El ciberespacio parece un lugar propicio para pasar de puntillas por la vida de los demás, pero yo me resisto a que eso me pase a mi: ni quiero pasar de puntillas por la vida de nadie ni quiero que nadie pase de puntillas por la mia, por eso la gente que se esconde detras de los relatos del blog son importantes para mi de una u otra forma, los que solo conoci en el ciberespacio y a los que ademas conoci personalmente y algunos de ellos se incorporaron a mi vida de una manera definitiva.
Aunque ahora no tengo tiempo y a veces le robo minutos al reloj me gusta pasar por aqui de vez en cuando y mirar desde detras de la puerta todos los que habeis rondando. Seguiremos, cuando podamos, pero aqui estaremos, porque al final se que merece la pena.
Un beso muy fuerte a todos y todas las que por aqui pasais. ¡¡Estais en vuestra casa!!

lunes, 21 de junio de 2010

RATON DE BIBLIOTECA III


El autobús se detuvo y Adolfo tomándome de la mano me saco fuera de él. Sin soltarme caminamos algunos metros en silencio, hasta que ya no pude más y le pregunte “¿Dónde vamos?” “A mi casa” De pronto se paró, me soltó la mano, se coloco frente a mí y tomándome del cuello acerco mi cara a la suya para besarme. Fue un beso dulce, tranquilo al que yo correspondí sin dudarlo, aceptando así sus condiciones no escritas.

Sin soltar mi mano abrió la puerta de su piso dejándome entrar primero y cerrando la puerta tras de si me tomo por la cintura girándome hacia él. Cogio mi bolso y mis libros y los dejo en el suelo del pasillo. Se acerco a mí y mientras me besaba sus manos hábiles me despojaron de la braguita. Me condujo al salón y al entrar vi al chico del coche rojo que a veces iba a buscarle a la facultad sentado en el sofá. “Mira a quien he traído” dijo Adolfo. El chico del coche se irguió un poco en el sofá y sonriendo me miro de arriba abajo desnudándome con la mirada. Adolfo se encamino al sofá y se sentó a su lado mientras yo me quedaba de pie en medio del salón, sorprendida por la situación. De pronto recordé el beso de la calle. Había aceptado las reglas de un juego que no sabia de que iba y ahora intuía que no iba a tener más remedio que seguirlas. “El es Jaime, mi compañero de piso y amigo, pero no mi novio” dijo guiñándome un ojo. “Me alegro de conocerte” dijo Jaime “Encantada” conteste, sin saber a ciencia cierta si de verdad lo estaba o no.

“Bien, nena, tu has tenido tu parte en el autobús, ahora nosotros queremos la nuestra” dijo Adolfo mientras Jaime se levantaba y caminaba hacia mi. “¿Nosotros?” pensé. Sin darme casi tiempo a reaccionar, Jaime me cogió por la cintura y me empujo hasta el sofá enfrente de donde estaba Adolfo, que a estas alturas se había desabrochado el pantalón y sostenía en su mano una verga dura y brillante que apuntaba enhiesta hacia mi. Jaime hizo que me arrodillara frente a Adolfo y este dirigió su sexo hacia mi boca. Jaime empujo mi cabeza hacia ella y un instante me encontré con ella en la boca. Comencé a succionar despacio sobre ella, con miedo, mientras Adolfo presionaba mi cabeza contra ella y Jaime comenzaba a levantarme el vestido. Se colocó entre mis piernas, a mi espalda y empezó a acariciar mis nalgas con suavidad bajando las manos hasta los muslos y volviéndolas a subir repetidas veces. Esas suaves caricias hacían que me excitara por momentos y que mi boca se volviera más ávida sobre el sexo de Adolfo, que a decir por sus gemidos, lo estaba agradeciendo. Adolfo no soltaba mi cabeza mientras embestía cada vez con más fuerza en mi boca, apenas podía respirar, su verga llenaba toda mi boca y yo, cada vez más caliente, succionaba, lamía, absorbía con más ímpetu sobre ella. Jaime deslizo una mano entre mis piernas acariciándome lentamente el sexo, que a esas alturas ya se había convertido en un rió. Deslizó un dedo desde mi clítoris hasta mi culo y allí comenzó a masajear. Adivine por sus caricias lo que pretendía y sus actos no tardaron en darme la razón. Sentí como se desabrochaba el pantalón y como colocaba la punta de su sexo en mi esfínter. Con un movimiento rápido y certero lo introdujo en el. Sentí una punzada de dolor pero al instante sus movimientos hicieron que el dolor se mezclara con el placer. Adolfo jadeaba cada vez más rápido y más fuerte, me agarraba del pelo con más insistencia, hasta que note como se vino en mi boca exhalando un hondo suspiro. Soltó mi cabeza, relajándose sobre el sofá mientras Jaime continuaba sus embestidas a mi espalda. Apoye mis manos sobre las piernas de Adolfo intentando mantener el equilibrio, entonces este me agarro del pelo echo mi cabeza hacia atrás y levantando mi cara me miro a los ojos de nuevo, igual que había hecho en la calle y me dio un calido beso en la boca, sellando así de nuevo el pacto, se hecho hacia delante y me desabrocho la cremallera del vestido y el sujetador. Saco los tirantes y lo bajo hasta mi cintura. Es sujetador cayo al suelo, y mis pechos quedaron al descubierto. Adolfo los tomo entre sus manos y comenzó a masajearlos, pellizcando los pezones. De pronto Jaime paró y se salio de mi, intercambiando su puesto con Adolfo, que se coloco detrás de mi. “Ahora vas a sentir otra cosa que no es mi dedo” y sin apenas terminar la frase metió su verga en mi interior sin darme casi tiempo a reaccionar. Jaime por su parte se alejo un poco mirando la escena y acariciándose. Yo estaba a punto del orgasmo, iba a estallar de un momento a otro. Oleadas de placer nacían en mi vientre e iban a estallar en mi pecho. Me corrí entre gemidos bajo la atenta mirada de los dos hombres y me desplome sobre el sofá. Adolfo no se había corrido y cogiendome por debajo de los brazos me levanto y me quito el vestido que estaba enredado en mi cintura. Me cogio de la mano y me condujo hasta el dormitorio, hacia donde nos siguió Jaime. Allí ambos se quitaron la ropa. Yo esperaba sin saber cual era mi cometido. Adolfo se tumbo sobre la cama y me pidió que me colocara encima. Jaime me siguió y volvió a colocarse detrás de mi. Ya sabía lo que querían. Me coloque sobre Adolfo, cogiendo su verga y colocándola a la entrada de mi sexo, me deje caer un poco y aquella lanza penetro en mi. Acto seguido Jaime volvió a penetrarme por detrás. Ambos sincronizaron sus movimientos a la perfección haciendo que ambas pollas entraran y salieran de mi al unísono. Los jadeos de los tres se mezclaban en la habitación. Adolfo acariciaba mis pechos y Jaime comenzó a hacer lo mismo con mi clítoris. Descargas de placer recorrían todo mi cuerpo. Otro orgasmo estaba a punto de llegar. Adolfo apretó mis tetas con fuerza antes de correrse y Jaime acelero el movimiento de su mano haciendo que me corriera rápidamente y corriéndose el conmigo. Los tres aullamos de placer, respirando agitadamente, quedándonos casi inertes por unos momentos. Después Jaime se tumbo sobre la cama, haciendo que yo me tumbara entre ellos. Adolfo volvió a besarme con esa dulzura suya. “A partir de ahora vas a ser nuestro juguete” me dijo mientras ambos acariciaban mi cuerpo.

lunes, 8 de marzo de 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

TANTAS COSAS QUE DECIRTE........


…….. Y tantas que se quedaron por decir. Que te quiero, que te quise siempre aunque no lo dijera o no lo demostrara, que seis años después te sigo queriendo. Que pienso en ti cada uno de los días de mi vida. Que no te olvido y que no voy a olvidarte jamás porque no quiero hacerlo, porque quiero llevarte siempre conmigo allá donde vaya y este donde este. Que me haces falta…….. mucha falta. Que desde que no estas a ratos me siento muy perdida y te necesito. Y que de pronto necesito sacar todo esto de dentro de mi porque me esta comiendo las entrañas y cada vez mas necesito seguir queriéndote con alegría, lejos de todo este dolor que tu recuerdo todavía me causa. Que aún abrazo tu foto y lloro en silencio con ella entre los brazos. Que no hay dolor mas profundo que el de haberte perdido ni alegría mas grande que la de haberte tenido. Que no lo entiendo, papa, que no entiendo porque te fuiste un día y ya no volviste a mi lado cuando yo quería que siguieras conmigo, que me acompañaras en mi camino, en mi vida, que me siguieras guiando como hasta entonces, haciendo de mi la mujer de la que tan orgullosa me siento, forjando en mi un carácter que hoy me sirve para luchar contra las adversidades de la vida, pero que no me ha servido para soportar tu perdida. Nunca me preparaste para eso, nunca me prepare para ello porque tu ibas a estar siempre conmigo, porque yo me imaginaba viejecita y con nietos y contigo y mama al lado. Hoy se que también un día ella dejara de estar, pero para eso aun falta mucho.

Te necesito, papa. Echo de menos nuestras peleas por cualquier bobada, esta pendiente de ti cuando ya estabas enfermo. Reírnos en el baño cuando te arreglaba y luego la decías a mama……. “Esta muchacha solo hace que llenarme de cremas”. Cuando caminabas agarrado a mi brazo y me decías…… “De aquí a un año yo voy a estar mucho mejor” Porque yo quería que fueras el padrino de mi boda y no llegaste a ella. Te faltaron diez meses para llegar ¡¡maldito tiempo!!

He tardado seis años en decir esto, seis años en llorar tu perdida, tu muerte. Aún no puedo hablar de la muerte con naturalidad, aún me espanta y me aterra. Aún sigo queriendo verte mañana sentado en tu sillón de casa, con tu batin gris y tu bigote. Aun sigo queriendo escuchar tu voz pronunciando mi nombre….


Sembré flores coloras
En la tumba de mi padre
Yo las regué con mi llanto
Y aprendieron a llorar
Las flores del camposanto


(Fandango de Huelva)

miércoles, 3 de marzo de 2010

EL DESAYUNO


Aún era temprano. Entre en tu casa con la llave que me habías dado pocos días atrás. Te suponía dormido aún, así que cerré la puerta muy despacio y tras echar un rápido vistazo por la casa me dirigí a tu habitación. La persiana levantada dejaba entrar una luz tenue que se depositaba sobre ti como un ligero manto de nieve. Boca arriba, sobre las sabanas blancas, una sonrisa de placidez se dibujaba en tu rostro.

Me descalce y me quite la ropa antes de entrar en el dormitorio, me fui primero a la cocina, puse la cafetera a hacer café. Me gusta el olor a café recién hecho por las mañanas. Busque pan y puse la tostadora, lo prepare todo en una bandeja y me fui, desnuda, con el desayuno en mamo hacia tu dormitorio.


La fina sabana que te cubría dejaba intuir tu cuerpo atlético, bello, deseable. Deje la bandeja sobre la mesa y desde los pies de la cama retire la sabana que te cubría, Te moviste ligeramente, pero sin despertarte. Me coloque entre tus piernas a gatas y me deslice despacio sobre la cama acercando mi cara a tu sexo. Absorbí tu aroma, ese olor que me volvía loca. No pude resistirlo y sin darme casi cuenta mi lengua ya te lamía y mis manos acariciaban tus piernas. Te moviste........ creo que medio te despertaste, pero te dejaste hacer. Mire hacia arriba, tu cara, tus ojos seguían cerrados y sin dejar de mirar tu cara me introduje tu polla en la boca……… deliciosa, como siempre, disfrutaba golosa de tu cuerpo lamiendo, chupando, succionando. Note tu mano en mi cabeza, acariciando mi pelo. Te habías despertado. Te mire y sonreías…….. aun con los ojos cerrados. Apretaste mi cabeza contra ti, querías más y mas profundo Abrí la boca, la engullí entera, contiendo la arcada. Tus caderas se movían contra mi cara. Ya no era yo la que te comía, ahora eras tu el que follaba mi boca con movimientos preciosos, secos, rápidos. Yo apretaba los labios, movía la lengua. sabía que aquello te gustaba, mientras notaba como tu polla entraba una y otra vez y otra más hasta mi garganta. Estaba excitada, sentía la humedad entre mis piernas, pero no era mi turno…….. mi turno seria cuando tú lo decidieras, ahora solo importabais tu y tu placer. Te oía gemir, jadear, suspirar, tu respiración cada vez mas acelerada, tus movimientos también. La saliva resbalaba por la comisura de mis labios mientras toda tu polla seguía dentro de mi boca. Te mire a los ojos, me miraste, sabia que había llegado el momento. Aceleraste los movimientos de tu pelvis, arqueaste la espalda, tensaste todo tu cuerpo y note como chorros de leche tibia inundaban mi boca. cerré los ojos para saborearla, la trague. Volví a mirarte y te vi relajado, con una amplia sonrisa en los labios, Lamí con avidez el semen que se escapaba entre mis labios y lamí tu polla de nuevo para dejarla bien limpia. Me levante de la cama y fui a por la bandeja. Me senté en la cama y coloque la bandeja entre los dos. Te incorporaste y te sentaste tomando una taza de café que me ofreciste mientras decías....... ¿Quieres mas leche? Cogi la taza de entre tus manos y te dije......... si es tuya..... siempre. Entonces me cogiste por el cuello y me diste un profundo beso de buenos días.

domingo, 21 de febrero de 2010

RATON DE BIBLIOTECA II


Me senté de nuevo en la mesa e intente concentrarme en mi trabajo. Los ojos se me cerraban, los brazos me pesaban y mi cuello apenas me sostenía la cabeza. “Absurdo seguir así” pensé para mis adentros. Recogí los libros, los devolví a su lugar, tome mis cosas y me prepare para marcharme. Cuando levante la vista, con intención de despedirme vi que Adolfo ya no estaba allí. Salí de la biblioteca pensando en llegar a casa, darme una ducha de agua fría y tumbarme sobre la cama o el sofá con un vaso de limonada helada. Me detuve en la parada del autobús y espere su llegada, que no se demoro mucho. El autobús venia lleno de gente. “Genial” pensé “Esto es lo mejor para una tarde calurosa como esta” me situé más o menos hacia la mitad del vehículo, de pie y me agarre a una de las barras. Los frenazos y acelerones del autobús hacían que mi cuerpo se bamboleara hacia adelante y hacia atrás como si fuera una marioneta. En uno de estos movimientos note un cuerpo demasiado pegado al mío, gire la cabeza y me encontré con Adolfo, que rodeando mi cintura con su brazo se agarraba a la misma barra que yo. Me sobresalte y mi primer impulso fue escapara de allí, pero el pego su cuerpo más al mío dejándome prisionera entre la barra y él. Note su aliento cerca de mi cuello y oí su voz muy pegada a mi oreja. “Mmmmm me gusta como huele tu pelo” y note como su otro brazo me rodeaba también y su mano se agarraba a la barra. Yo estaba alucinando con aquella situación cuando de pronto note sus labios posarse ligeramente sobre mi cuello encaminándose hasta el hombro. “¿Qué haces?” pregunte girando levemente la cabeza e intentando zafarme de su prisión. “Algo que se que te va a gustar mucho” Me respondió mientras apretaba mas su cuerpo al mío y soltaba una mano de la barra. La mano se posó en mi muslo y note como me iba subiendo la falda del vestido poco a poco. Comencé a ponerme roja de la vergüenza y a mirar hacia la gente que se apelotonaba a nuestro alrededor, pero incapaz de reaccionar a los movimientos de aquella mano indiscreta que se había colado ya por debajo de la falda alcanzando mi ropa interior y que me acariciaba por encima de ella los glúteos, dirigiéndose lentamente hacia mi sexo. “Reconoce que te gusta ¿verdad?” me susurro. La humedad que resbalaba entre mis piernas era una afirmación más que evidente de que me excitaba la situación. “Separa un poco las piernas. Ábrete para mi” y yo obedecí al instante moviendo un pie de sitio. Note como uno de sus dedos se introducía en mi interior y comenzaba a moverse. Me agarre con más fuerza a la barra intentando ahogar un gemido mientras notaba los movimientos de su mano dentro de mi cuerpo. Apoye la cabeza sobre la barra mientras mi respiración se agitaba cada vez mas y mis mejillas se sonrojaban de nuevo, pero esta vez de excitación. Sus movimientos eran precisos, expertos. Sabia muy bien lo que hacia, lo que se traía entre manos. En ese momento pensé que para ser gay conocía muy bien el cuerpo de una mujer. Lentamente deslizo otro dedo dentro de mi y el movimiento de su mano empezó a ser fuerte, rápido. Oleadas de placer nacían en mi vientre y estallaban en mi pecho. Intentaba no jadear, no gemir, me mordía el labio inferior para no hacerlo y respiraba deprisa por la nariz, notando cada vez más cerca el orgasmo. Su voz de nuevo en mi oído “Vamos, correte en mi mano” y como si fuera una orden yo obedecí rápidamente, corriéndome en aquel autobús lleno de gente, con la mano blanca de apretar la barra y los labios doloridos de mordérmelos. Cuando él noto mi orgasmo me susurro “Mmmmmm así me gusta” y sacando su mano de entre mis piernas se separo un poco de mí, dejándome libre de la opresión de su cuerpo. Respire hondo con los ojos cerrados, intentando volver a la realidad mientras sentía como el autobús frenaba. Al abrir los ojos comprobé que había llegado a mi parada y rápidamente me gire hacia la puerta para salir, sin querer mirar a Adolfo, que seguía a mi lado. Pero este me sujeto con fuerza del brazo impidiéndome alcanzar la salida “¿Dónde vas? Tu has tenido lo tuyo, pero ahora yo quiero lo mío” Asustada y aturdida vi como la puerta se cerraba y el autobús se ponía de nuevo en marcha “En la próxima parada. En la próxima parada me bajo” pensé. Entonces Adolfo, como adivinando mis pensamientos me tomo por la cintura y me pego a él alejándome de la puerta. Por primera vez en todo el trayecto gire mis ojos hacia Adolfo clavándole la mirada ¿Qué pretendía que hiciera ahora?

jueves, 4 de febrero de 2010

RATON DE BIBLIOTECA I



¡Uf! Hace calor, un calor pegajoso y asfixiante. Aún es temprano, apenas son las nueve de la mañana y el sol pega de justicia. A medida que pase el tiempo se hará más insoportable y yo no tengo más remedio que salir de casa. Tengo que ir a la biblioteca de la facultad y encima el coche está roto. Me ducho y apenas salgo de la ducha vuelvo a sudar. Seco con la toalla la humedad de mi cuerpo, las gotas de agua y sudor se entremezclan. No hay nadie en casa. Mis compañeros de piso se han ido a pasar unos días fuera. Estoy sola. Dejo caer la toalla al suelo y recorro desnuda el pasillo desde la habitación hasta la cocina. Abro la nevera y saco una botella fría de agua. Bebo directamente de ella, notando el helado liquido resbalar por el interior de mi garganta hasta mi estomago. La cierro y la dejo reposar sobre mi mejilla. Ummmmm su frescor me alivia momentáneamente el calor, la resbalo lentamente por mi cuello moviéndola de un lado a otro la dejo que baje hasta mi pecho, por encima de mis senos hasta el estomago. Un ligero escalofrío recorre mi espina dorsal y las gotas que desprende la botella se quedan impregnadas en mi piel, brillantes. La botella desanda el camino hacia mis labios de nuevo, otro trago más, largo, lento. Con la cabeza echada hacia atrás mi melena acaricia mi espalda mientras el agua me resbala por la comisura de los labios. Tengo que irme, pienso de pronto, cuanto mas tarde se haga peor será estar en la calle.

Camino de nuevo por el pasillo hacia el dormitorio. Abro el armario, inspecciono detenidamente su interior buscando una prenda adecuada para la temperatura exterior, pero a la vez no demasiado llamativa. Escojo un vestido de lino blanco, de tirantes con un largo por encima de la rodilla, ligeramente entallado al cuerpo y con un poco de vuelo a partir de las caderas. La ropa interior es de un color neutro, el sujetador sin tirantes, la braguita con mucho escote en la pata, hasta la cadera, de un tejido muy suave y fino. Para los pies unas manoletinas también blancas, sin tacón, algo cómodo que me permita desplazarme sin mayores problemas sobre el ardiente asfalto de la ciudad. Me maquillo levemente, un poco de crema hidratante con un ligero toque de color, algo de rimel en las pestañas y un suave tono tostado en los labios. Pienso en recogerme el pelo, pero al mirarme al espejo observo la melena ligeramente ondulada caer sobre mis hombros. Decido dejarla suelta.

Cojo el bolso, las llaves, los libros y apuntes y salgo a la calle. Pienso en mi coche estropeado y su inestimable aire acondicionado para días como hoy. Caminar hacia la facultad es un agradable paseo de aproximadamente media hora, pero hoy hace demasiado calor. Cogeré el autobús. Camino hacia la parada y me siento a esperar que llegue con las piernas cruzadas y los libros sobre ellas. Busco las gafas de sol en el bolso y abro un libro para entretener un poco mi espera. Al cabo de unos minutos el autobús llega. Asciendo a él, pago al conductor y me dirijo hacia atrás buscando asiento. Hay un único asiento libre, entre la ventana y un joven moreno que oculta su mirada tras las gafas de sol y que me sonríe como invitándome a sentarme junto a él. Su cara no me resulta desconocida, pero no me atrevo a mirarle fijamente. Me hace una seña con la mano y se coloca en el asiento libre, dejándome a mi el que él ocupaba, al lado del pasillo. Me veo en la obligación de sentarme allí. A medida que me acerco voy reconociendo a aquel ya nada extraño. Para mi sorpresa reconozco en el hombre de las gafas a Adolfo, mi joven profesor de Física.

Adolfo ere un tipo extraño, entre los alumnos le llamábamos “ratón de biblioteca” era poco mas mayor que alguno de nosotros, un treintañero tímido, apocado, pero sin duda con una mente más que privilegiada puesto que a su edad ocupaba una de las cátedras de mayor prestigio de la facultad. En sus clases era serio y sus exámenes temidos por todos, tanto por la dificultad de los mismos, como por su escrupuloso rigor a la hora de corregirlos. Contrastaba notablemente con el resto del claustro de profesores, todos ellos de mediana edad. No era guapo, ni siquiera resultaba atractivo a primera vista, al menos en clase. Siempre con sus gafillas redondas, su pelo engominado y su vestimenta seria y gris, como queriendo pasar lo mas desapercibido posible. Entre las clases se le podía encontrar en la biblioteca, con la nariz escondida en algún libro, por eso su apodo. Jamás sonería y parecía inmune a los coqueteos de algunas alumnas, expertas en el arte de ganarse el aprobado sin necesidad de estudiar. Caminaba por los pasillos siempre con algún libro bajo el brazo y sin levantar la vista del suelo. Los comentarios sobre su persona eran a veces hirientes, pero él, aún conociéndolos en algunos casos no les prestaba atención y parecían no afectarle. Se comentaba que era gay, y es cierto que en alguna contada ocasión un coche rojo conducido por otro hombre venia a recogerle a la facultad. Decían que ese era su novio.

Y ahora yo, en esa mañana de prematuro calor me encontraba sentada junto a él en un autobús dirección a la facultad. Me gire levemente hacia él y sonriendo le di las gracias. “De nada ¿vas a la facultad?”. Asentí mirándole de reojo y notando mi vergüenza. “Nunca te había visto en el autobús” “No suelo cogerle, voy en coche o andando” “¿Y hoy?” Estaba claro que el tímido profesor parecía querer conversación conmigo “Hoy tengo el coche averiado y hacia demasiado calor para pasear” El se recostó un poco sobre su asiento y giro la cabeza en dirección a la ventana, dando así por zanjada la conversación, cosa que me alivio.

Tras varias paradas del vehículo, el autobús se detuvo por fin frente a la puerta de la facultad. Ambos nos pusimos en pie y él espero a que yo saliera de mi asiento para seguirme por el pasillo hacia la puerta de salida. Descendimos del autobús y ambos tomamos el mismo camino, en dirección a la biblioteca: “¡Ah, vaya!, vas a la biblioteca. Por lo que veo no soy el único ratón” Yo note como me sonrojaba al oír su comentario y él lo noto también. Soltando una sonora carcajada me dijo: “No te preocupes, ya se que me lo llamáis”. Le mire asombrada. Era la primera vez que le veía reír, ni tan siquiera le había visto sonreír nunca. De pronto me fije en su atuendo, no llevaba sus pantalones de tela grises y ninguna de sus camisas formales. Llevaba un vaquero y una camiseta. Tal vez el hecho de que no hubiera clase le hacia comportarse y vestir de otra manera.

A la entrada de la biblioteca nos separamos. El se dirigió hacia la sección de Física y yo hacia la de Anatomía. En la amplia sala no había mucha gente. Deposite mis libros y cuadernos sobre una solitaria mesa y fui a buscar lo que me hacia falta. Al volver le vi inmerso ya entre las paginas de algún libro, tres mesas mas allá pero enfrente de mi. La poca gente que había en la biblioteca fue desapareciendo. El estaba absorto en su lectura, parecía una estatua, apenas si pestañeaba. El tiempo transcurrió deprisa y sin casi darme cuenta se había hecho la hora de comer y yo aún no había acabado. Deje los libros y apuntes tal cual en la mesa, cogí el bolso y me fui a la cafetería del centro a por algo de comer. Me salí a un pequeño jardín interior que había en una especie de claustro. Estaba muy poblado de árboles y plantas y la sombra era abundante, además al estar rodeado por las altas paredes del edificio el sol penetraba con mucha dificultad. Las ventanas de algunas aulas daban allí, pero hoy no había clase. Me senté en un banco y comencé a comerme el sándwich que acaba de comprar. Frente a mi, una pequeña explanada de hierba parecía invitarme al reposo. Me levante del banco y me senté en la hierba, descalzándome y apoyando la espalda en el tronco de un árbol. Termine mi comida y un pequeño sopor se apodero de mi. Deje caer la cabeza hacia atrás hasta que apoyo en le árbol y cerré los ojos. Debí dormirme, porque cuando volví a la realidad había pasado más de una hora y media. Al abrir los ojos una sombra se movió tras el cristal de una de las ventanas de un aula. Creí reconocer a Adolfo en aquella silueta, pero no me dio tiempo a fijarme bien. Cogí mis cosas y volví a la biblioteca. Allí estaba Adolfo, en el mismo lugar y con la misma postura que tenia cuando me marche. Sonreí levemente para mi ¿Qué iba a hacer Adolfo mirándote por la ventana de un aula?


Continuara ........

martes, 2 de febrero de 2010

CREO EN EL AMOR


Creo en el amor. Lo confieso.
El amor un batiburrillo de babas y canciones ñoñas.
El amor ese que no llueva ni a la de tres pero hace que todo esté húmedo alrededor.
El amor no es un lugar para dormir. El amor es un lugar para despertar
El amor te come las neuronas que te quedan.
El amor es una subida: No hables tanto que estás jadeando!

El amor es que le llenes de leche hasta los bordes
El amor es otra vez 'AZOTAME, MI SEÑOR'
El amor es orgasmo que empieza en ti y acaba en un “Te Quiero Puta”
El amor es que esté desnudita siempre y que juegue hoy sí y mañana también con mis genitales.
El amor son oleoductos de mi glotonería por su coño
El amor son lloviznas doradas en su cara y que le sepa a olores de amapola.
El amor es "Me da lo mismo si hablas o callas, pero sabes que me gustan tus gemidos".
El amor es ver en su culo la biblioteca de Alejandría
El amor es ver como el manojito de orugas que tengo por corazón se conviertan todas en mariposas
El amor es salpicón de alegrías por el bodange más experto
El amor es ese cosquilleo que me hace sentir cada vez que le pongo su collar de perra.

TE QUIERO: me dará igual como seas, quien seas y lo que seas, lo que si sé es que serás mi exquisitez.


Escrito por Valmont41

miércoles, 27 de enero de 2010

domingo, 17 de enero de 2010

EL RITO DE LAS OLAS ENAMORADAS


Creía que era una ceremonia que nunca iba a realizar, pero me equivoqué... Soy alguien decidido que no me freno frente al granito de una muralla si lo que voy a obtener me enamora.

Era tarde y el sol se iba a descansar. Se perdía en el horizonte, pero dejaba el color del fuego impregnado en el agua y en la arena de la marea baja. Un fuego que nada era capaz de disiparlo. Bueno, imagínate..., hasta pedía a gritos una fantasía.

Estaba con ella, la había conocido por la mañana en un chiringuito de la playa mientras tomábamos un vino blanco afrutado muy frío con unas gambas. Ya no nos separamos. De pronto se convirtió en cómplice, compañera, amiga...

La playa se había quedado solitaria. Yo estaba tumbado; ella sentada. Se levantó y sin perder mi mirada trotó hacia la orilla desprovista de cualquier tipo de tela. Al mirarla, surgió en mí la señora del deseo; vestida de mil estrellas y perfumada intensamente con el aire marino y con la sintonía del ruido de unas olas que se rompían suavemente.

De pronto me levanté de la arena y me despojé de mi bañador... me fui en su busca igual que lo haría un pájaro quetzal: Dominante, enseñando sus plumas con gallardía, mostrando sus mejores colores para conquistar...

Sabía a noche en el mar. Me adentré en el agua, pero no me dio tiempo de darme un chapuzón porque ella ya regresaba: andaba lentamente hacia mí, contorneándose, sonriente, completamente mojada. Yo me detuve a esperarla mientras observaba su rostro, su figura... Percibía en su mirada una inocencia lujuriosa de las que te pone a mil.

Al unirnos perdí los límites del entorno; su boca se abrió para mí solicitando el primer beso de la Amante. Entonces comenzó la oda de pasiones...

Nos sentíamos y tocábamos. Los besos se alternaban entre bocados lentos en los labios y juegos serpenteantes de poder con las lenguas; de movimientos sensuales a voluptuosos.

Yo sabía, como si fuera navegante experto del mapa femenino, recorrerla con mis manos por ese océano turbulento en el que ella entró al sentir las palmas recorrer en serie su cuello, pecho, caderas, cinturas, axilas, muslos, glúteos, ingles…

Su respiración algo agitada; la escuchaba igual que la brisa marina que sale de una caracola; una respiración que se iba agitando con el incremento de la fogosidad.

Después los dedos, cada dedo recorriendo su misteriosa cueva magmática y lubricada en una melodía escrita para un Arpa. Localizaba las cuerdas de las paredes con sus claves para conseguir la vibración que produce el sonido del gemido esperado. Un sonido erótico, fruto de una corriente de placer que nace desde el mismo corazón de sus entrañas.

Como un músico, conocía el tiempo de cada espacio, cada vibración de cuerda que su precioso cuerpo necesita para producir un espasmo de placer. Y me conducía por esos laberintos a todos los caminos para que gozara una y otra vez. Su gozo era lascivo, lujurioso, libertino...

Se recreaba al percibir mi voz susurrante llena de sonrisas cuando le marcaba los momentos de su placer. Empezaba a saber de mi poder, yo de su rendición sin condiciones. Así tenía que ser hasta la plenitud!

Progresivamente se estaba dando cuenta de que no podía experimentar ese viaje húmedo; eternamente humano y vulnerable que no tiene vuelta atrás si no iba de mi mano.
Se dejo caer en el agua, la acompañé. Nos llenamos de mar, estrellas, arena y sal. Nos revolcamos y amamos con todos los sentidos; el va y ven de las olas marcaba el balanceo de ambos cuerpos, que eran solo uno. Tras un buen rato basculando ella bebió de un orgasmo que hizo que su cuerpo convulsionase sin control hasta abrazar mi espalda con sus piernas.
Con nuestros cuerpos parcialmente sumergidos y ya con las olas mucho más fuertes, la situé de rodillas, de espaldas al mar con piedad; yo de pie. Ahora el oleaje azotaba su espalda con tanta fuerza que incluso la tiraba hacia adelante.
Yo la sujeté con ambas manos, tomando su cabello en forma de doble brida . A la vez, la indiqué que tomara mi verga para darme oleadas de gozo hasta que absorbiera cada gota de vida sin derramar ni una sola. Con una mano se agarro a mi muslo y con la otra y su boca termino mi mandato sin apartar ni un solo momento su mirada de la mía.
Escrito por DC

TIERRA DE DIOSES

Parecía como si aquel tren se complaciese en retrasar su llegada… ya era la hora prevista y seguía enganchado a aquellos raíles infinitos…

La estación…. Un taxi enseguida y su sonrisa dulce y nerviosa…. Un intenso y rápido abrazo… "nos vamos…."
"Tenemos que hacer las compras…" y enlazadas por la cintura cumplían al pie de la letra las instrucciones…
"Donde vamos….???" Que más da… otro taxi…. Hacia una dirección imprecisa…
"Dónde está la calle…???"
"Justo ahí al lado…."
"Pare aquí…"
"Ya sé donde está…Sí, justo ahí enfrente…"

Y el deseo de las dos se convertía en perfume que hacía girar la cabeza de los hombres y mirar con extrañeza a las mujeres…
Era sentir con la piel, respirar hondo y apretar el paso para salvar los escasos metros que las separaban del hermoso edificio del hotel donde se las había citado.

Allí estaba, tan atractivo que aceleraba su respiración, tan deseable que hacía temblar sus piernas. Y sus ojos, esos ojos que son capaces de llevar a las locuras más inimaginables sin mediar una palabra.

Saludos y café, sonrisas complices y al ascensor que se llenó de algo tan denso que costaba respirarlo. Besaba a las dos alternativamente; aquellas bocas se le ofrecían y buscaban la suya con un desmayo salvaje.

Solo unos segundos después de cerrarse aquella puerta, las dos estaban en su cuello… respirándole… sintiendo su contacto caliente mientras con manos nerviosas liberaban su sexo del encierro inapropiado de la tela.

A su contacto, se arrodillaron en un mismo movimiento y acercaron su boca con avidez animal; era la locura, el sueño hecho realidad y sus bocas se unían para compartir el placer. Las bocas abiertas y aquel sexo duro golpeando las dos lenguas indistintamente guiado por una de ellas mientras la otra se apoderaba de sus testículos y los moldeaba con sus manos. Le miraban a los ojos mientras devoraban con gula a aquel hombre de locura. Su expresión de placer las envolvía en una nube roja que las encendía, hasta que sintieron como sus bocas y su cara se mojaban de aquella leche que bebieron como si estuviesen deshidratadas mientras él agarraba el pelo de ambas en un gesto de total posesión que disfrutaban con deleite irracional.

La tensión parecía haber cedido ligeramente si no se reparaba en la dura respiración de aquellas mujeres, al borde del deseo descontrolado…Él se sentó a los pies de la cama y con un aparente gesto de sumisión que desmentían las miradas lo descalzaron y acabaron de dejar al descubierto, el cuerpo aun moreno del que era su amor increíble

En cuestión de segundos se vieron las dos encima de la cama mientras aquellas manos hechas para acariciar iban de una a otra desnudándolas en un rito dulcemente perverso y, una vez los tres en su estado más puro de concupiscencia, él se echó entre las dos abrazándolas y transmitiéndoles, ahora sí, aquel amor intenso y único que los unía.

Se dijeron dulzuras al oído, y la raza humana entera hubiese puesto interrogante a aquella unión que hablaba en plural y fundía a tres personas en un único deseo que buscaba el placer en el sexo del amor de la manera más dulce, dura, limpia, obscena y natural que haya existido nunca.

Ahora "Tu deseo torera…" (él a dama)

Y ella sentó a lía entre sus piernas, facilitando el recibiendo en su cuerpo del dulce calor de aquella piel suave y encendida por el deseo. Le separó las suyas y con sus manos abrió su sexo para que él entrase en ella de una sacudida brutal que estampó a las dos contra el cabezal de la cama, de sus gargantas escapó el mismo grito mientras él empezaba una loca carrera de intensas penetraciones duras y profundas que poco a poco iban echándolas de la cama hasta quedar colgando con la cabeza apoyada en el suelo, mientras el casi doloroso orgasmo, convertía el menudo cuerpo en un temblor hecho persona que la sacudía sin control.

De un violento tirón en las piernas, acercó el sexo de la otra al suyo y con un golpe seco la penetró quedando incrustado dentro de ella. Ésta sofocó un grito mientras aquel cuerpo deseado se extendía por encima del suyo como una segunda piel, reptando como una serpiente.

De pronto las penetraciones se hicieron más rítmicas y terriblemente fuertes mientras penetraba en su bajo nivel de conciencia, que era su alma melliza la que empujaba a su amor dentro de ella. Se había colocado detrás de los dos y con ambas manos agarraba las nalgas de aquel a quien amaba acompañándolo en su intensa penetración; era ella la que marcaba el ritmo arrancando de ambos, roncos gemidos que acabaron en lamentos de placer.

Con la respiración dificultosa.....se tumbaron los tres abrazados..... en una amalgama de tacto, sensaciones y caricias... mientras la “normalidad” de la sociedad temblaba y se resquebrajaba ante tanta insolencia.

“Os amo...”
“Te quiero...”
“Mi amor.......mmmmmm...”
Era tan dulce y ardiente que solo se podía sentir; comprenderlo sacudía de tal forma la comprensión de lo habitual que ni lo intentaban, solo lo vivían...

“Os vais a comer la fruta como yo os diga...”

Sus cuerpos se estremecieron ante la desbordante imaginación de aquel hombre al que adoraban. Se miraron con una sonrisa en los ojos y se cogieron la mano mientras los cerraban siguiendo sus indicaciones.

Sintieron el sabor dulce de un plátano pelado en la boca y empezaron a comérselo sin abrir los ojos, mientras sentían como él las penetraba indistintamente a cuatro patas, hasta que juntaron las bocas para acabarse la fruta. Entonces les dio la vuelta, las puso con la cara pegada a la cama y las caderas totalmente levantadas, quedando los sexos de ambas a su completa merced, metía los dedos de ambas manos en ellos, las penetraba, estampaba cachetes secos en las nalgas que se retorcían pero que recibían con placer aquel vómito de sexo desenfrenado...

Nuevamente boca arriba y un líquido frío corriendo por sus cuerpos...hasta su sexo........donde aquella boca de pecado bebía con fruición el zumo de naranja que llegaba hasta el clítoris, provocando un escozor tan placentero que las llevaba al borde del orgasmo...

Y de pronto algo muy frío que quemaba, un hielo entrando en la vagina acompañado de caricias de locura. Con los dedos introducía aquella joya helada hasta el fondo de sus entrañas sacándola despacio mientras ellas se retorcían justo un momento antes de llegar a ese punto de no retorno del placer, unos segundos antes de acabar de subir esa cima dolorosa que explota en fuego y contracciones que hacen gritar...

“No te corras todavía aguanta...”.... y mordiéndose los labios respiraba hondo para que la sobrecarga de oxígeno controlase aquella tensión que amenazaba ahogarla, mientras unas manos dulces de mujer apartaban con mimo los cabellos de su cara y susurraban cerca de su oído...“tranquila cielo...”

Y el día fue desgranándose en un rosario de orgasmos...de placer y de unión total....

Era pura gula de sexo... era locura... era dominación, era sumisión, era obscenidad...era dulzura....era amor...



Escrito por dama y lia para DC

jueves, 14 de enero de 2010

FELICIDADES WOMANBEST


No puedo darte soluciones para todos tus problemas
Ni tengo respuestas para todas tus dudas, ni temores
Pero puedo escucharte...Y buscarlas contigo
No puedo cambiar tu pasado, ni tu futuro
Pero cuando me necesites aquí estaré contigo
No puedo evitar que tropieces
Solo puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no te caigas.
Tus alegrias, tus triunfos y tus logros no son míos
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz
.No juzgo las decisiones que tomaste en la vida
Me limito a apoyarte, estimularte y ayudarte si así me lo pides.
También no puedo trazarte límites dentro de los cuales
Debes actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos
Cuando una pena te parte el corazón
Pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos
Para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres
Ni quien deberías de ser.
Solamente puedo quererte tal como eres
Y ser tan solo un amigo.
En estos días oré por ti
En estos días me puse a recordar a mis amistades mas preciadas
Soy una persona feliz: tengo más amigos de los que imaginaba
Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran
Es lo que siento por todos ellos
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría
Que sienten al verme
Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos
Sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en
Mis amigos y amigas, y entre ellos apareciste tu
No estabas arriba, ni abajo, ni en medio
No encabezabas ni concluías con la lista
No eras el numero uno ni el numero final
Lo que se es que te destacabas por
Alguna cualidad que transmitías y con la
Cual desde hace tiempo se ennoblece mi vida.
Y tampoco tengo la pretensión de ser
El primero, el segundo o el tercero de tu lista.
Basta que me quieras como amigo.
Hago lo que todo amigo: Oré y le agradecí a Dios
Que me haya dado la oportunidad de tener un amigo como tú.
Era una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida


Jorge Luis Borges


De franchesca:


Traigo lirios y claveles
para adornar tu cabeza
para que huelan tus manos
traigo un manojo de menta
para que quede constancia
del aprecio y cariño que te tengo
te traigo esta felicitación


FELICITATS WOMANBEST de Garfiobcn


Y si en mayúsculas, por una vez, escribo tu nick, no solo para felicitarte por tu cumpleaños. También por estar, por ser y por darme la oportunidad de conocerte. Te pediré algo, No cambies, Te Queremos por como eres, no por lo que “otros” querían que fueses. Te veo mañana, si ¿?


De silencioso


Muchísimas felicidades, me alegro de pasar este primer cumpleaños contigo, de felicitarte, y estoy seguro que este será la primera de muchas otras felicitaciones a lo largo de los años.Gracias por tu amistad, y que cumplas miles más

martes, 5 de enero de 2010

SOS MAITE MARTIN

Porque hoy me siento asi........





Porque te quise tanto que aún te quiero. Porque te recuerdo todos los dias de mi vida. Porque la sonrisa de tu foto todavia me hace llorar y tu mirada se clava en mi como el primer dia. Porque delira mi alma si pronuncio tu nombre y no se me estar callada. Porque sin esperenza........ aún te quiero.