martes, 2 de diciembre de 2008

SOMETIDA A SUS DESEOS


Llegue a su casa a la hora convenida, vestida como El me había indicado, con un vestido negro por debajo de las rodillas y amplio escote en V, medias negras con liguero y zapatos de tacón negros también. "Nada de ropa interior", el pelo recogido en un moño sujeto por una aguja y ligeramente maquillada.

A mi Señor le gustaba que fuera Su puta, pero solo para El, en nuestra intimidad; en la calle, le encantaba ver una dama. Le excitaba esa dualidad en mí: Su puta, la dama para los demás, Su sumisa, la rebelde ante el mundo.

Llame a la puerta y El me abrió con su eterna sonrisa. Me gustaba mucho mi Amo, con esa madurez tan exquisita, su sentido del humor, su rigidez, el dominio que ejercía sobre mí con tanta suavidad… Entre en la casa y espere que me indicara que hacer. Nada mas cerrar la puerta me hizo girarme sobre mi misma para observar que sus órdenes habían sido cumplidas a rajatabla "Levántate el vestido" me ordeno, y colocándose detrás de mí introdujo su mano entre mis piernas. Pudo ver que no llevaba ropa interior alguna, y pudo sentir mi excitación cuando dos de sus dedos se colaron en mi interior sin ninguna dificultad. "Bien, perrita, adelante" me dijo

Camine tras El, esperando que me guiara hacia donde quisiera. Fue hacia el equipo de música y puso una música suave, se sirvió una copa y mientras se sentaba en el sillón me dijo "Enséñame lo que sabes hacer"

Sabía lo que quiera, así que empecé a moverme, a contonearme suavemente al compás de la música, mientras me acariciaba por encima de la ropa. El me miraba complacido desde el sofá, y yo solo esperaba un gesto suyo que me indicara que debía quitarme el vestido. Cuando el gesto llego, comencé a desabrocharme la cremallera del vestido, de espaldas a El, despacio dejando caer las hombreras desde mis hombros, acariciando mimosas mis brazos. Entonces me gire para que mi Señor pudiera contemplar mis pechos, con los pezones duros por la excitación.

El vestido descendió suavemente por mis caderas, llegando a mis pies, dejando al descubierto mi sexo, me gire, abrí las piernas e incline mi cuerpo hacia adelante. Sabía que a mi Señor le gustaba ver mi coño en todo en todo su esplendor y contemplar mis nalgas. Sentí Sus pasos a mi espalda note como se acercaba hacia mi y posaba sus manos en mi culo, acariciándole. Sabía como acariciar, sin duda, con sus manos suaves, tocando puntos estratégicos del cuerpo. Sin esperarlo un azote golpeo mi trasero, lo que me hizo soltar un pequeño grito y dar un respingo, a ese azote le siguió otro, y después otro, y otro mas… notaba mi carne arder e imaginaba como mi piel se volvía cada vez mas rosada.

En uno de sus azotes su mano se coló entre mis piernas y comenzó a acariciarme, ligeramente al principio, hasta que sus dedos se colaron entre mis labios buscando mi clítoris. Yo comencé a gemir de placer ante esas caricias invasoras, mientras notaba como mi humedad se hacia cada vez mas grande. El placer que me invadía era infinito, pero de pronto mi Señor paro y comenzó una nueva tanda de azotes. Sus manos suaves se convertían en látigos sin piedad cuando me golpeaba. El dolor y la excitación se mezclaban llenándome de sensaciones. De pronto sentí como mientras con una mano me daba azotes, con la otra me penetraba. Note sus dedos dentro de mi, primero uno, después dos. A la vez que me azotaba me estaba follando con los dedos sin piedad. Las lagrimas se me escapaban a la vez que los gemidos, me costaba mantenerme en pie y no dejaba de agitar las caderas me iba a correr entres sus azotes y su mano pero El volvió a parar, diciéndome: "Cuando yo lo diga, putita, cuando yo lo diga", y dejándome sumida en la desesperación y el deseo.

Me cogio suavemente del pelo, e incorporándome, me beso con dulzura las mejillas bebiéndose mis lagrimas y apretando mis pezones. Contrastaba tanto la suavidad de sus labios con la dureza de sus manos… Mi sexo palpitaba, mi trasero estaba dolorido y yo solo le deseaba a El, deseaba sus ordenes, someterme a sus deseos, ser usada a su antojo.

Me llevo hacia el sillón y me ordeno ponerme de rodillas frente a El. No hacia falta más. Desabroche sus pantalones y saque su sexo duro de su prisión, liberándolo para encarcelarlo seguidamente en mi boca. Comencé a lamer aquella fruta que tanto me gustaba, golosa, disfrutando de ella, por los gemidos de mi Señor note como El también disfrutaba. Me dejo jugar con ella, metiéndola y sacándola de mi boca, acariciando el glande con mi lengua, succionándola ligera y rápidamente, lamiendo el tronco y acariciándole los testículos. Cuando El considero que era suficiente, agarro mi cabeza, la atrajo hacia si y comenzó a mover las caderas, follandome la boca. Me resultaba difícil respirar, tuve que contener alguna arcada, pero le oía gemir y eso me producía tal placer que era capaz de soportarlo todo. Me derramaba entre mis piernas, totalmente empapada, sintiendo latir mi sexo, tentada de acariciarme. Note como El se corría en mi boca y concentre todos mis sentidos en recoger su néctar, en no desperdiciar ni una sola gota, en beberlo todo. Era su esencia y me la estaba regalando, yo la recogía emocionada y agradecida, mirándole a los ojos. Cuando acabo, limpie su sexo con mi lengua, dejándole reluciente, sin macula.

“Te has portado muy bien, me dijo, mereces un premio” y llevándome hacia el dormitorio me indico que me tumbara en la cama boca arriba, con las piernas separadas. Ato mis muñecas y mis tobillos a los hierros de la cama y empezó a acariciarme. Suaves caricias por todo el cuerpo que me hacían vibrar como un instrumento a su merced. De nuevo su mano en mi coño, arrancándome gemidos de placer, haciendo que retorciera las caderas. Me mordía los pezones a la vez que me acariciaba el clítoris y casi a punto del alcanzar el orgasmo paraba con una sonrisa maliciosa en la boca. Saco un vibrador de un cajón y comenzó a jugar con el entre mis piernas hasta que le fue introduciendo poco a poco en mi interior "no puedes correrte" yo me mordía los labios intentaba pensar en otra cosa, pero no podía, su presencia allí no me dejaba pensar mas que en El mis sentidos estaban puestos en El vi como se desnudaba y como me desataba. Saco el vibrador de dentro de mi y me ordeno colocarme a cuatro patas sobre la cama, mi Señor se coloco detrás de mi y comenzó a introducir su sexo en el mío despacio, muy despacio para sacarlo después y acariciarme con el entre los labios hasta el clítoris mis caderas le buscaban ávidas de el y El me regalaba, caricia tras caricia, oleadas de placer “no te corras”, me decía y yo ya casi era incapaz de contenerme. Estaba tan frenética notando como su capullo acariciaba mi clítoris, que sin poder remediarlo le suplique que me follara, que la metiera entera dentro de mí. Antes de introducirse dentro de mi, volvió a darme unos azotes, y tras ello, con un moviendo rápido, metió toda su polla en mi coño, yo me agarre con fuerza a las sabanas. mis caderas se agitaban sobre su sexo frenéticas hacia verdaderos esfuerzos por no correrme mientras El entraba y salía de mi a su antojo poseyéndome, sabiéndome suya y yo me entregaba cada vez mas a El, al placer que me estaba dando al regalo de sentirle dentro de mi. “Me voy a correr” fueron sus palabras “correte conmigo putita mía, correte para mi, dame lo que me pertenece, regálame tu orgasmo y yo te daré todo lo que tengo para ti, para el coñito hambriento de mi putita" esa palabras fueron como un resorte para mi. Me abandone al orgasmo, a los espasmos de mi cuerpo jadeante, notando a la vez el orgasmo de Mi Señor dentro de mí, estallando en un gran grito de placer…..

“¿Te has corrido bien, mi preciosa zorrita?”

4 comentarios:

Dani Blazquez dijo...

Muy buen relato, me ha gustado mucho. Un beso!

Spirit dijo...

Saludos;

Decía el maestro Berlanga que un relato ha de tener una función "eréctil" (o humedeizante en el caso de las féminas). No puedo por menos que decir que este escrito cumple muy bien su función. Además, expresa muy bien el erotismo que conlleva una relación bdsm en todos sus aspectos. Felicidades pues.

Espero que las nubes negras de las que hablabas hace unos pocos de post hayan pasado.

Un besazo.

Silvana dijo...

Ya sabes como son las tormentas, Spirit, vienen, van, vuelven jajajaja. Bueno, en todo caso, de momento se han alejado bastante y parece que el sol vuelve a brillar.

Muchas gracias .Un besazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Que gran relato Silvana.

Intenso, excitante, sensual...

Muy de mi gusto.

Un placer leer de nuevo uno de tus maravillosos relatos eroticos.

Sigue asi, esperamos mas (al menso yo los espero)

Un beso.

Sayyid