sábado, 27 de septiembre de 2008

DEVUELVEME A LA VIDA


Como el mar cuando llega hasta la orilla, acariciando la arena, pero sin quedarse en ella. Como el puente que une las dos márgenes de un rio, sobrevolándolo, pero sin rozar el agua. Como la brisa suave de primavera deleitando en un instante fugaz la piel. Como la lluvia de agosto, que nos ilusiona con su escaso frescor.

Así eres, amor, así eres. Inconstante y caprichoso, temerario y fugaz, alegre y doloroso, capaz de arrancar una sonrisa de la más profunda tristeza, capaz de sacar una lagrima a la más grandiosa alegría.

Secuéstrame, amor, entre tus redes. Hazme vibrar, recuérdame que no estoy muerta, que aún soy capaz de sentir más allá de mi dolor, hazme palpitar entre tus caricias, haz que me abandone entre tus besos, que mi mente quede en blanco entre tus brazos, que me olvide del mundo, de ti y de mi, que sepa que estoy viva solo porque te siento.

Llévame, amor, a tus delirios. Que mi mente solo sea capaz de gritar tu nombre, que mis ojos solo vean los tuyos, que mis manos solamente acaricien tu piel, que mi boca solo busque tu boca, amor, tu boca.

Encadéname, amor, a tu pasión. Sométeme a tus deseos, enciende mi piel con un roce, aniquila mis ansias con tus caprichos, dame de beber tu agua bendita, para dejarme sedienta después, como haces siempre, anhelando mas de ti, amor.

Ámame hasta que me duela, en un minuto gozoso lleno de gloria, solo un minuto, amor, donde tan solo quepan los suspiros de nuestras almas, el gemido de nuestros espíritus.

Devuélveme a la vida, amor, a la alegría de sentir el sol cada mañana, a la dulzura de la lluvia sobre mi piel, a la sonrisa del niño, a la pandilla del parque, a la rutina diaria. Devuélveme a tu vida, amor, regresa a mis entrañas.