domingo, 29 de noviembre de 2009

FIN DE SEMANA


- ¿Te apetece una copa tranquila antes de ir a dormir? – Me dijo mientras abría la puerta de su casa.
- Si, es una fantástica idea. Me quito las botas y tomamos esa copa – Le conteste mientras entrábamos en su casa.

Colgamos los abrigos en el perchero de la entrada y mientras él iba a la cocina yo me dirigí a la habitación que muy amablemente él me había dejado ocupar en su casa aquel fin de semana en el que yo había ido de visita. A pesar del viaje no me encontraba demasiado cansada, aunque no había parado en todo el día y por la noche habíamos salido a cenar con gente y a tomar unas copas. La velada había sido muy agradable y lo habíamos pasado muy bien todos.

- Me quito las botas y te echo una mano con esas copas – le dije desde el pasillo
- Mas valdría que te quitaras las bragas en vez de las botas –

Me eche a reír con una sonora carcajada mientras me asomaba por el marco de la puerta de la cocina.

- ¿Qué más daría? Llevo pantalones –

El me observo de arriba abajo

- ¿Qué problema hay en que te los quites también? La camiseta que llevas es bastante larga, te serviría de vestido y te quedaría muy bien solo con las botas –

Me volví a reír mientras iba hacia la habitación. Me senté en la cama y comencé a desabrocharme las preciosas botas de ante negro con tacón alto que llevaba puestas mientras pensaba en lo que él me había dicho. Me descalce y empecé a darme un suave masaje en los pies. La idea por lo menos era sugerente, excitante….. o al menos a mi me estaba excitando…… ¿Qué tenia que perder?....... Me puse de pie y me quite los leggins negros, las medias y la braquita, negra también, que llevaba. Me volví a poner las botas y me estire la camiseta que me llegaba casi a medio muslo. Tenía razón, me cubría bastante. Salí de la habitación y me fui hasta el salón donde el había llevado las bebidas y todo lo necesario para tomarnos esa copa antes de dormir. Le encontré sentado en un sillón de espaldas a la puerta así que me dirigí al que estaba situado frente a él. Entre ambos sillones una mesa de cristal sostenía las botellas, los vasos y los hielos. Cuando me vio aparecer con las piernas desnudas sonrió complacido sabiendo que había seguido su sugerencia. Me senté en el otro sillón con las piernas cerradas.

- ¿Qué vas a beber? –

- Whisqui con hielo –

Se levanto y me preparo la copa que me tendió una vez estuvo lista. Recosté la espalda en el sillón y cruce las piernas mientras daba un sorbo de aquella bebida que me bajaba abrasando la garganta.

- No cruces las piernas, ábrelas –

Le mire a través del vaso que despegue de mis labios, me enderece en el sillón, colocando la espalda recta e hice lo que me sugería.

- Un poco mas abiertas –

Lo hice y me volvió a mirar complacido. Empezamos una conversación sobre el día que había pasado, la cena, la gente con la que habíamos estado…….. pero él no apartaba la mirada de entre mis piernas y esa situación lejos de incomodarme me hacia sentir aún mas excitada. En el transcurso de la conversación él me pidió que me colocara el vaso entre las piernas. Al hacerlo sentí el frío y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. “Pégalo bien a tu coño, aunque puede que pronto derritas los hielos de lo caliente que debes estar” Era evidente que esa situación me excitaba, pero oírlo de sus labios hizo que me ruborizara, al notarlo sonrió y me dijo “caliente y vergonzosa…… encantadora. Quizás no deberías enfriarte sino calentarte aún más. Me complacería mucho ver como te acaricias. Retira el vaso y tócate para mi, mírame mientras lo haces” La situación subía de tono y yo con ella….. Lleve una mano hacia mi mojado coñito y empecé a acariciarlo despacio mientras le miraba como me había dicho. Mis dedos recorrían los labios ya hinchados, frotaban el clítoris y se sumergían dentro de mí empapándose. Él miraba atento cada uno de mis movimientos mientras daba pequeños sorbos de su bebida, y de mi boca empezaban a escaparse susurros y gemidos. Mi excitación subía y con ello se aceleraban los movimientos de mi mano sobre mi clítoris.

- ¡¡PARA!! - Esta vez no fue una sugerencia, fue una orden en toda regla que hizo que me detuviera, mirándole, esperando su reacción. - Desnúdate y ponte de rodillas sobre el sillón, de espaldas, con las piernas abiertas - Sin pensarlo dos veces hice lo que me mandaba.

Empecé a sentir sobre mi espalda las caricias de cuero de un látigo que su mano manejaba. Recorría mis nalgas, mi espalda, mi entrepierna hasta que la caricia se volvió golpe sobre mi culo. Latigazos suaves que no hacían otra cosa más que aumentar mi excitación y que iban subiendo en intensidad mientras yo gemía al notarlos. “Puta caliente…… Perra viciosa…….” Me susurro al oído mientras su mano acariciaba mi coño palpitante y sus dedos entraban sin pudor en él haciéndome gozar como nunca. “¿Te quieres correr, zorra?” Agite la cabeza en un movimiento afirmativo “Correte para mi, puta….. Dame lo que es mío” Y acelero el movimiento de sus dedos dentro de mi coño hasta que sintió los espasmos del orgasmo en su mano. Caí rendida sobre el respaldo del sillón mientras él retiraba la mano y alejándose de mi, decía: “Si te portas bien, puede que este fin de semana te folle”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Argggg esos susurros...¡perra!

A tus PIES

alexia {All} dijo...

Es placentero ganarse ese momento de placer y lo es mucho mas si después el premio es recibirlo a El, tu dueño haciendo contigo todo cuanto le plazca..mmm
Me encanta,besitos traviesos.

Silvana dijo...

Tienes mucha razon, alexia (All). Bienvenida a este rincon, muchas gracias por tu comentario y por tu opinion.

Besos para ti y saludos para tu Señor